Guanajuato.- Siempre que se toca el tema de la Guerra de Independencia de México, salen a relucir los nombres de quienes encabezaron la lucha libertaria, iniciada el 16 de septiembre de 1810 por el Cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, y se recuerdan los nombres de los principales insurgentes que fincaron las bases de un México libre del dominio español, en donde surge también la figura de un personaje apodado “El Pípila”, fallecido en un día como hoy, 26 de Julio, de 1863
En la lista de los principales personajes históricos de la lucha por la independencia destacan los suguientes nombres:
José Ma. Morelos y Pavón (1765-1815).
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Ignacio Allende y Unzaga (1769-1811).
Josefa Ortiz de Domínguez (1768- 1829).
Mariano Matamoros (1770-1814).
Juan Aldama (1764-1811).
Ignacio Aldama (1769-1811).
Ignacio López Rayón (1773-1832).
Hermenegildo Galeana (1762-1814).
Francisco Javier Mina (1789-1817).
Pedro Moreno (1775-1817).
Agustín de Iturbide (1783-1824).
Manuel Mier y Terán (1789-1832).
Vicente Guerrero (1783-1831).
José Mariano Jiménez (1781-1811).
José Antonio Torres (1755-1812).
Carlos María de Bustamante (1774-1848).
Quizá falten algunos nombres de otras grandes figuras, aunque se inhabrá que incluirse tambipen el de Juan José Martínez Amaro (1782-1863), apodo “El Pípila”.
¿Qué se sabe de El Pípila?
De acuerdo a la versión oficial, Martínez Amaro nació el 26 de enero de 1782 en San Miguel de Allende, en la casa número 90 de la calle del Terraplén, ddl entonces San Miguel el Grande, siendo hijo de Pedro Martínez y María Rufina Amaro.
Días después del inicio del movimiento armado independentista, el 28 de septiembre de 1810, se vivió uno de los momentos que marcó la vida de “El Pípila”, que lo convirtiera en héroe y leyenda.
Se cuenta que en esa fecha, Juan José puso en juego su fuerza física, valentía y heroísmo ante la fuerte defensa del ejército realista y habitantes españoles que se habían refugiado en la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, al colocarse una loza de piedra sobre su espalda que le sirvió de escudo, mientras que en una de sus manos portada una antorcha, por lo que logró llegar a la puerta de la fortificación para incendiarla, por lo que las fuerzas insurgentes lideradas por Ignacio Allende, lograron tomar lo que antes era un gran almacén de granos.Se sabe por relatos que se han propagado de boca en boca, que “El Pípila” era uno de los muchos barreteros que trabajan en las minas y cuando inició el movimiento insurgente se unió a las fuerzas del Cura Hidalgo.El escritor Carlos María de Bustamante, en su libro “Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana”, escrito en 1983, narró la primera versión de la existencia de “El Pípila”:
“El general Hidalgo, convencido de la necesidad de penetrar en el interior de Granaditas, nada omitía para conseguirlo. Rodeado de un torbellino de plebe, dirigió la voz a un hombre que la regenteaba, y le dijo… ‘Pípila… la Patria necesita de tu valor… ¿te atreves a prender fuego a la puerta de la alhóndiga?…’ La empresa era arriesgada, pues era necesario poner el cuerpo a descubierto a una lluvia de balas; Pípila, este lépero comparable con el carbonero que atacó la Bastilla, en Francia, dirigiendo la operación que en breve redujo a escombros aquel apoyo de la tiranía, sin titubear dijo que sí”.
Dicha versión la niegan otros historiadores, como Alfredo Ávila, quien aseguró que “El Pípila” es sólo una representación de todos los mineros que se unieron a Hidalgo y su ejército tras su llegada a Guanajuato. Enfatizan que la Toma de la Alhóndiga por parte de los insurgentes fue encabezada por Ignacio Allende.
El Pípila tomó parte en muchas acciones al lado de Hidalgo y posteriormente de Morelos, y volvió luego a sus minas, viviendo una larga vida; pues murió el 26 de Julio de 1863, en la ahora San Miguel de Allende, donde sus habitantes lo recuerdan con una glorieta donde le eirigieron un monumento.
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Y aunque hasta la fecha, todavía hay quienes ponen en duda la existencia de “El Pípila”, este personaje sigue siendo un parte importante de uno de los episodios de la Guerra de Independencia y, en la actualidad, cerca del lugar en donde se le acredita su acto de heroísmo, la Alhóndiga de Granaditas, el acto heroico se ha perpetuado en un enorme monumento, ubicado en una altura desde donde se puede observar toda la ciudad, donde Juan José Martínez Amaro sigue como vigilando la ciudad, con una loza de piedra en la espalda y en una mano una antorcha.