Guanajuato.- En la parte inferior de la Presa de San Renovato, existía un terraplén que en tiempos del Porfiriato fue remodelado y civertido en un jardin, el cual fue adornado por dos grandes esculturas, un cocodrilo y una serpientel las cuales son parte de un atractivo visual para los visitantes, muchos de los cuales admiran las figuras y pocos saben su verdadero significado.
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Y es que, la ciudad capital cuenta con una serie de simbolismos que reflejan con figuras algo de su historia, costumbres y leyendas, como en la Plaza de las Ranas, en la Plaza Hidalgo, con esculturas que hacen honor al significado del nombre de este municipio, como lo es en lenguaje tarasco: “Lugar montuoso de Ranas”.
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Comenzamos primero por explicar que esta presa fue construida en 1852, con el objetivo de reforzar las capacidades de retención de agua de la antigua Presa de la Olla, envases construidos para controlars los niveles de agua de manantiales y pequeños ríos para proteger a los pobladores de inundaciones.
Pese a lo dicho anteriormente, estas dos estructuras no fueron suficientes para sufrir varias inundaciones en la ciudad, como las de 1760 y la de 1905, en ésta última a pesar de la retención de ambas presas.
Durante el Porfiriato (1877-1910), la Presa de San Renovato fue remodelada, se pintaron las paredes de rojo, con azulejos diseñados por Manuel Leal. Se construyó un faro y el terraplén del río inferior fue transformado en un jardín donde construyeron dos grandes estructuras de piedra que representan una serpiente y un cocodrilo.
Lo anterior dio paso para saber que, antes de 1910 ya se conocía una de las leyendas que tiene Guanajuato capital y que eternizó con estas dos grandes estructuras.
La leyenda de la Presa de San Renavato
La leyenda que se ha transmitido de generación en generación por los cuevanenses narra que, en las cercanías de la Presa de San Renovato vivían dos comadres, que a pesar de vivir juntas no se llevaban muy bien, aunque había actividades que a diario casi las obligaba a realizarlas juntas.
Todos los días madrugaban para sacar agua de la presa, para lo cual llenaban sus ollas de barro para transportarla a su casa.
En uno de tantos viajes a la presa, a una de ellas se le rompió la olla y le pidió a su comadre la olla que ella llevaba, pero se negó a hacerlo, por lo que empezaron a pelear y entre manotazo y manotazo ambas cayeron a la presa y se ahogaron.
Lo que la gente cuenta desde aquél entonces, es que ambas fueron castigadas por su envidia y mal comportamiento, por lo que una se convirtió en cocodrilo y la otra en serpiente y se les vio por un tiempo arrastrádose por el terraplén de la presa.
Ahora ya tienes un motivo extra para visitar este lugar turístico de Guanajuato: El jardín de la Presa de San Renovato.