Acámbaro.- A menos de 15 minutos de la zona centro de Acámbaro se encuentra un atractivo turístico espectacular en la reserva natural “Cerro del Toro”, un lugar que cuenta los fines de semana y sobre todo durante los periodos vacacionales, con un considerable número de visitantes locales, de municipios aledaños y de otros estados del país.
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Tal y como cuando se visita a Guanajuato capital, donde se pueden lograr fotos impresionantes desde el Mirador del Pípila, desde el Cerro del Toro se pueden obtener, hasta con un celular, fotografías impresionates del paisaje natural y de la ciudad de Acámbaro.
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El lugar es un espacio para pasear y sobre todo para ejercitarse, ya que para llegar a lo alto del cerro habrá que ascender 500 escalones que fueron construidos entre las rocas, tierra y arbustos por donde anteriormente era la única forma de llegar a la cumbre.
¿Cerro del Toro?
El nombre de este cerro tiene su origen en una leyenda que los acambarenses han conservado de generación en generación desde tiempos remotos, en la que se cuenta haber visto un toro rugiente, lanzando fuego desde su hocico, bajando por entre las rocas y hierbas desde el cerro y aterrorizando a los pobladores, por el anteriormente conocido como “Cerro del Biombo”.
Se cuenta que se trataba de un toro de oro que estaba enterrado en el cerro y que fueron muchos lugareños los que trataron de encontrarlo, y tiempo después el diablo se posicionó del toro dorado y empezó a contarse que todas las noches desde lo alto del cerro bajaba el toro rugiendo y atemorizando a los lugareños con sus largos cuernos, por lo que los pobladores acostumbraban temprano encerrarse en sus casas, poco antes del anochecer.
Se dice también que una hermosa mujer conocida como “La Mona” se topo en una de esas noches con el toro enfrente de la iglesia ubicada por la calle Hidalgo y empezó a torearlo.
Hay quienes todavía en la actualidad platican que a altas horas de la noche han visto a la mujer enfrentándose en el centro de Acámbaro al toro de oro que se dice continúa posesionado por el diablo.
Y de esa leyenda nació el nombre del “Cerro del Toro”, lugar al que de preferencia habrá que visitar por la mañana, ya que hay una niebla que propicia un paisaje espectacular en la parte baja de la cumbre.
La Ermita de la Santa Cruz
Quien visita el “Cerro del Toro” se va encontrar en una ermita que fue construida hace 75 años para proteger a la Santa Cruz de las inclemencias del clima, cuando aún el acceso a la cumbre era por entre las rocas..
Posteriormente, fue el cura de la parroquia de San Francisco de Asís, Fray Salvador Rangel Mendoza, en los años 1998-1999, quien inició la obra de las escalinatas de concreto por donde se puede llegar a la cima donde se encuentra la ermita.
Cada año, después de una misa en la ermita, la Santa Cruz es bajada el 22 de abril por varones para llevarla a la Iglesia del Divino Pastor ubicada por la calle Río Blanco y el día 23 le toca a las mujeres llevara en hombros por la calle Sámano hasta la Parroquia del Ecce Homo, lugar donde es venerada, conservando de esta forma esta tradición religiosa.