León.- Muchas historias se pueden entretejer en torno a los moteles de León, y los empleados de estos establecimientos, como las recamareras, han presenciado diversas situaciones que son secretos en estos sitios y luego cuentan como anécdotas, algunas graciosas y otras no tanto que hasta un buen susto se llevaron.
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Entre lo que han visto recamareras de moteles en León, a decir de algunas, han sido cosas que han considerado un tanto normal, hasta situaciones “raras”, locas y extravagantes que no pasan desapercibidas en las noches, además de la diversidad de objetos que han encontrado en las habitaciones.
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Ana trabaja como recamarera en un motel de la ciudad de León y ha presenciado diversas situaciones raras y locas pues ha visto que hay personas que se han ido sin pagar al brincar por las ventanas hacia la calle.
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Ahora que se acerca el Día del Amor y la Amistad durante la entrada y salida de parejas Ana comenta que ha visto de todo en los 6 años que tiene trabajando en uno de los moteles de León por lo que no le pueden contar algo nuevo pues ha presenciado de todo.
Aunque ha visto de todo y tiene muchas anécdotas algo primordial que debe tener una recamarera es la discreción, pues aunque las personas que llegan al motel no se registran por nombres si llega a recordar los rostros de algunos, pues hay quienes son clientes frecuentes del establecimiento.
Visitantes solitarios
Entre los secretos que Ana comparte están unas que son extrañas pues llegan al lugar hombres solos.
“Llegan, piden una habitación, la pagan y unos dicen que en un rato viene su pareja, pero nunca llega, la mayoría son hombres, lo que a veces pasa es que hay ocasiones que dejan la puerta entreabierta y una cree que la habitación está sola y no, están ellos, hacen cosas solos”.
Señaló que en esos casos solamente se ha identificado a hombres y son de diversas edades.
Llegan por el esposo
Ana compartió otro secreto que se le hizo entre gracioso y dramático pues al motel llegó una mujer desesperada a buscar a su esposo y aseguraba que ahí estaba pues lo había localizado por su ubicación en ese motel a través del sistema GPS, pero el señor nunca salió.
“Recuerdo mucho a una señora que llegó a buscar a su esposo y preguntaba por él pues decía que el GPS le indicaba que aquí estaba, mostró la foto de su marido y sí, él estaba en una de las habitaciones, pero nosotros no podemos decir nada”, dijo.
Indicó que su turno de trabajo se terminó y se retiró del motel y no se di cuenta de cómo terminó esa situación. Ana Explicó que en el lugar no les piden los datos de identificación de los clientes, por lo que no pueden identificar por nombre a las personas que ingresan al establecimiento por lo que, ante eso, la mujer que fue a buscar a su esposo se quedó viendo estacionada en el lugar la camioneta de éste y esperando a saliera.
Agregó que ante estas situaciones los empleados del motel tratan de calmar a las personas para evitar escándalos.
Clientes asiduos al motel
Ana compartió que hay personas que van cada semana y el señor del caso mencionado era un “cliente frecuente” y es que aunque no saben los nombres de quienes entrar el rostro de ellos se queda grabado en su mente.
“A veces sí los identificamos porque los fines de semana casi siempre es la misma clientela, ya ubicamos a los que vienen más seguido”, indicó.
Hallan objetos raros
Cuando llega el momento de asear las habitaciones Ana compartió que ha encontrado entre diversos objetos hasta pepinos y zanahorias en una de las habitaciones, “vemos de todo”, dice.
“Unos dejan comida, refresco tirado, los papeles en el suelo, la cama toda destendida, sí la tienen que destender pero a veces la dejan mojada, sangre, condones y hasta verduras… pepinos y zanahorias”, comentó.
Compartió que entre los clientes muchos son “sucios” pues dejan alimentos y bebidas destapadas y tiradas, aunque también, dijo, hay quienes son más higiénicos.
“Pues hay de todo, hay algunos que te dejan la habitación bien fea y unos que parece que no hicieron nada”.
Hay hasta robos
La recamarera dijo que hay clientes que se roban diversas cosas entre sábanas y focos, pero ha habido quienes se han llevado el ventilador del techo, lo desarman y lo esconden al salir dijo que un hubo un hombre y los trabajadores no se dieron cuenta en que momento ni como fue.
“Una vez se llevaron un ventilador (…) es lo malo que no supimos ni cómo lo sacaron, lo desarmaron por piezas, entramos y ya no estaba. Lo que más se llevan son las lámparas y los focos”.
Hacen sus "albercas"
Ana dijo que hay clientes que “no sé cómo se bañarán”, pues dejan las habitaciones inundadas. Los cuartos son pequeños y sencillos, no tienen jacuzzi, pero de una u otra forma los clientes forman su “alberca” para divertirse.
“A veces hasta las dejan inundadas, no sé cómo se bañarán, como hay unas habitaciones muy pequeñas las llenan de agua, es que antes aquí eran baños de vapor, pero ya se rentan puras habitaciones sencillas”.
Situaciones “locas”
La trabajadora del motel narró que en una ocasión uno de los clientes alargaba su estancia, llamaba la recepción y pedía más horas y cuando se terminaba el plazo le avisaron que debía dejar la habitación y prefirió escapar por la ventana del segundo piso y saltó unos 3 metros de altura para no pagar.
“Uno se salió por una ventana, esa ventana da para allá afuera y él estaba renovando porque pagaba por hora, ya al último yo creo que no tenía dinero y se brincó por la ventana. Brincó y se fue sin pagar, venía solo”.
Señaló que así como él, hay clientes que se van sin pagar y por la entrada principal.
“Otros se salen, dicen que ahorita vuelven y ya no regresan. A veces te dejan la llave y dicen: es que todavía tengo cosas allá adentro. Y ya no tienen nada”.
Unos no quieren pagar y la Policía va por ellos
Ana dijo que en los años que ha trabajado en el motel ha visto parejas que no se quieren salir de la habitación. Se resisten y extienden las horas de servicio y es ahí cuando interviene la Policía Municipal.
“La Policía a veces viene, pero cuando les marcamos porque ciertos huéspedes se les vence el tiempo y no quieren salir, nos dicen que todavía les queda tiempo…”.
Señaló que hay quienes dicen que no traen dinero.
“Se les marca diez minutos antes de su vencimiento, de hecho, al entrar se les informan las horas, pero muchos dicen: es que no nos dijiste. Y a la hora de cobrar el extra dicen que no traen dinero”.
Dijo que las recamareras han tenido que entrar a las habitaciones y se han encontrado que algunos clientes están dormidos.
Salidas discretas
La trabajadora dijo que hay clientes que no quieren salir por la puerta principal para que no los vean pues da al bulevar y piden salir por el estacionamiento.
“Muchos salen por el estacionamiento en lugar de la puerta, prefieren salir por atrás”.
Ana dijo que le agrada el trabajo que hace y sabe que este próximo 14 de febrero será una temporada muy demandante.
“Sí me gusta mi trabajo y he estado a gusto aquí, me divierto, conozco mucha gente, entras a las habitaciones y ves cada cosa”.
Otra recamarera comentó que se ven cosas raras.
“Aquí se ven muchas cosas raras. Una vez vino una señora con un hombre que parecía su esposo, pero después regresó con otro hombre, yo hasta pensé que era otra señora, pero era la misma. Ella venía con dos diferentes y no le daba pena”, contó otra recamarera de un motel del centro de León.
Agregó que a veces llegan al lugar personas a drogarse.
“A veces vienen personas a encerrarse y drogarse. Vienen solos y ahí se quedan ebrios y drogados y no hacen nada. Nadie los visita, ni nada”, platicó la señora.
CM