León.- Personas de bota, gorros y vestimenta para cubrirse del sol y del frío, fueron vistos cuando caminaban inmersos con su mirada en el suelo por el campo en la Sierra de Santa Rosa. Suben y bajan hipnotizados por el pitido de un aparato largo que llevan en la mano y direccionan al suelo. Son buscadores de tesoros.
Ya sea porque se aventuran a buscar en diversas áreas de la sierra, lo hacen guiados por relatos de hallazgo de anteriores buscadores o porque ellos mismos han encontrado ya algo anteriormente por el lugar, lo cierto es que con sendos detectores de metales dos de estos cazatesoros fueron vistos deambular por la Sierra de Santa Rosa.
Para quienes no tienen experiencia en este tipo de búsquedas, cualquier rechinido del aparato detector de metales es una señan de que algo puede estar oculto, por lo que empiezan a cavar en el lugar con la esperanza de encontrar algo valioso que les compense las horas de realizar esta actividad.
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Los aparatos pueden detectar monedas, oro, plata, reliquias y joyas en una profundidad de 2 a 10 metros, aunque hay detectores más sofisticados que pueden ubicar los objetos todavía más abajo.
Para realizar esta labor, los buscadores saben que no pueden hacerla a menos de 2 kilómetros a la redonda de zonas arqueológicas, reservas naturales, zonas de interés cultural, castillos o iglesias, ya que podrían ser sujetos a alguna penalidad por parte de las autoridades, quienes desean detener los saqueos que han existido en estos lugares.
Cabe señalar que los cazatesoros acuden a lugares donde, de acuerdo a los relatos que han escuchado, alguien encontró algún tesoro y se guían ahora con la esperanza de encontrar algo más por los mismos lugares, algunos otros van a sitios que recorrieron antes y encontraron algo, y otros más sólo lo hacen guiados por alguna corazonada y como una simple aventura “para ver qué encuentran”.
Esta labor también está llena de adrenalina, pues el pitido del aparato emociona en gran manera a los cazatesoros, ya que saben que hay algo que está bajo sus pies y hasta con cierta desesperación cavan de prisa en el lugar y, cualquier objeto que sea, de poco o mucho valor, les inyecta ánimos para seguir rastreando por los alrededores.
Los buscadores de tesoros deben saber de antemano que, en caso de encontrar monedas guardadas en alguno recipiente cerrado, el dinero produce gases tóxicos y alucinógenos que al respirarlos puede envenenar la sangre, causar alucinaciones y hasta poner en riesgo la vida.
No se sabe si los dos buscadores que fueron vistos en la Sierra de Santa Rosa encontraron algo y, si fue así, sin duda regresaron a la misma zona al día siguiente para cubrir con sus aparatos lo más que se pueda ese mismo lugar.
Cabe señalar que para esta actividad habrá que tener en cuenta, que el encontrar oro en México pertenece a su descubridor, aunque si lo encuentra en el terreno propiedad de alguna persona el valor de lo encontrado deberá ser repartido en un 50%.