León.- Familiares y compañeros de estudios en el seminario de los Misioneros de la Natividad de María (MNM) coinciden en señalar que José de Jesús Jaime García, quien falleció el 17 de octubre de 1971 y cuyo cuerpo permaneció por 20 años incorrupto, y 31 años después sus restos continúan en un féretro que no ha sido abierto en el área de criptas del Templo Expiatorio de León, fue un niño, adolescente y joven lleno de espiritualidad.
El pasado 29 de mayo de este 2023 publicamos en la Silla Rota Guanajuato la información sobre la forma en que fue encontrado su cuerpo intacto dentro de la gaveta 26 del Panteón San Sebastián después de 10 años de haber fallecido (1981), por lo que, sus familiares decidieron dejarlo otros 5 años más en el mismo sitio y cumplido el plazo de nuevo fue encontrado su cuerpo incorrupto, mismo que al cumplir 20 años (1991) y al seguir en el mismo estado, decidieron trasladar el ataúd al área de Catacumbras del Templo Expiatorio, donde actualmente reposan sus restos.
Posteriormente, el 8 de junio, publicamos otra información relacionada al inicio de un probable proceso de canonización de “Pepe”, como le decían sus familiares o “Jaimito” como lo conocían sus compañeros seminaristas, donde señalamos que desde 1991 se encuentra su cuerpo abajo en la Capilla del Carmen, en las criptas subterráneas del templo ubicado sobre la calle Madero, a unos 200 metros del Arco de la Calzada.
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Esta información la pondremos hoy de nuevo a disposición de los lectores involucrados con los títulos:
“Murió hace 50 años y su cuerpo sigue intacto: ¿Milagro en León?” y “Cuerpo incorrupto en León" :"Es probable que a Jaimito se le abra proceso de canonización”.
¿Cómo fue Jaimito en su vida?
Hace algunos días, platicamos con varios de los hermanos de Jaimito, con dos compañeros de seminario y un sacerdote que fue uno de sus mejores amigos, incluso desde la infancia, pues ambos vivían cerca, ya que Jaimito vivía en la casa marcada con el número 247 de la calle Hernández Álvarez casi esquina con 5 de Febrero, en tanto que el sacerdote Jorge Espinoza vivía en las primeras casas donde inicia la calle Pedro Moreno.
La coincidencia de todos es que fue un niño, un adolescente y joven lleno de espiritualidad, con un carácter jovial y muy entregado al estudio y al deporte.
Su hermano Adolfo
Adolfo Jaime García, de 63 años, consideró un privilegio que el cuerpo de su hermano mayor fuera encontrado intacto y “sigo agradecido con él, pues fue mi guía, yo era un burro en los estudios y él muy aplicado, me ayudó siempre a mejor mis calificaciones”.
“Yo vi su cuerpo en el 86, cuando fuimos a depositar el cuerpo de mi mamá a la gaveta familiar, tuvimos que conseguir una gaveta prestada que estaba enfrente de la 26, y la verdad quedé muy sorprendido al ver el cuerpo de mi hermano, estaba igual como cuando falleció”.
Cabe señalar que Doña María Luisa García falleció el 24 de diciembre de 1986.
Víctor Hugo
Víctor Hugo Jaime García, de 72 años, recuerda muy bien el día que Jaimito murió:
“Me impresionó mucho el día de su muerte, los seminarias lo llevaban en hombres desde la capilla de la Divina Infantita hasta el Expiatorio y hubo mucha gente que llenó el templo para la misa de cuerpo presente”.
Catalogó a su hermano como muy espiritual, a quien acompañaba a practicar natación, de manera especial los clavados.
Sobre el hecho de que el cuerpo de su hermano haya seguido intacto por al menos 20 años, ya que no se ha vuelto a abrir el féretro, señaló:
“No estábamos preparados para este evento, la gaveta estaba elevada y, al bajarla y abrir el féretro, hasta los mismos panteoneros se asustaron”.
Dijo que este suceso “es una manifestación de algo que nos quiere decir y que es fruto de de lo que fue su vida”.
“Siempre lo vimos rezar de manera diaria, era un seminarista en su casa”.
Margarita
Margarita Jaime García, de 62 años, estuvo presente en el primer intento de exhumación del cuerpo de Jaimito, en 1981, a 10 años del fallecimiento de su hermano:
“Para mí fue algo impresionante, no alcanzaba a entender sobre la grandeza de este acontecimiento, pero ya pasado el tiempo he comprendido que más allá de su cuerpo incorrupto está alma incorrupta, por la vida que llevó”.
Agregó que fue un consejero de toda la familia, incluyendo a sus padres, “y a todos nos daba consejos de vida en donde todo lo relacionaba con Dios, yo creo que el que su cuerpo haya permanecido intacto es algo que podría servir de ejemplo de vida para los jóvenes”.
Beatriz
Beatriz Jaime García, de 64 años, señaló que el hecho de que el cuerpo de su hermano haya permanecido intacto ha sido para ella algo muy sorprendente y motivo de orgullo.
“He leído sus cartas que les dirigía s mis padres y me pregunto ¿Cómo siendo tan joven tenía esa espiritualidad? Siento que al leerlas es una guía para vivir la vida de la mejor manera… estamos muy orgullosos por lo que fue su vida”.
María Luisa
María Luisa Jaime García, de 73 años, manifestó lo siguiente:
“Para mí significa (Cuerpo incorrupto) una señal que Dios no da para seguir la vida de oracipon que él (Jaimito), es algo que llevo grabado siempre en mi mente y en cada misión que me toda realizar él siempre ha estado y está presente”.
Y señaló que su hermano, desde muy niño manifestaba que quería ser sacerdote.
Jorge Espinoza Fuentes MNM
El sacerdote Jorge Espinoza Fuentes, de la congregación de los Misioneros de la Natividad de María (MNM), fue casi vecino y compañero en el seminario de Jaimito, ya que el vivía en las primeras casas donde inicia la calle Pedro Moreno y Jaimito en la calle Hernández Álvarez 127, casi esquina con 5 de Febrero.
Juntos siguieron la vocación del sacerdocio, fueron compañeros de salón de clases y de dormitorios comunes en el Seminario Menor de los MNM ubicado en la comunidad de Santa Ana del Conde.
El sacerdote mencionó primeramente las principales cualidades de José de Jesús Jaime; “Disponibilidad de servicio, generosidad, caritativo, estudioso, disciplinado y sobre todo muy espiritual”.
“En una ocasión me tocó expiarlo por la madrugada, lo vi haciendo oración al pie de su cama, con piedritas y arena en sus rodillas, como una forma de sacrificio”.
En la formación sacerdotal de esta congregación de misioneros, la castidad es una de las virtudes que profesan los futuros sacerdotes, por lo que el padre Jorge señaló con respecto a Jaimito:
“Tuvo rasgos muy humanos, muy varonil, en una ocasión inquietado me pidió consejo sobre una chica que la había inquietado, yo le dije, mira Jaimito, tú no eres para eso, tú naciste para el Señor, y decidió seguir en el seminario…eso demuestra lo humano que era, había tentaciones y pasiones, y las tuvo bien dominadas… lo que le ayudó mucho fue su espiritualidad, siempre después de las comidas visitaba el Sagrario y se quedaba por varios minutos platicando con el Señor”.
Y sobre si podría ser viable su canonización, por permanecer su cuerpo incorrupto, su respuesta fue inmediata y rotunda:
“Sí me convence de que este hecho raya en la santidad”.
Amado Gutiérrez García
Originario de Guadalajara y residente en León, Amado Gutiérresz García, compañero de estudios y parte del grupo de seminaristas que estuvo en Monterrey, en donde ocurrió el 17 de octubre de 1971 el fallecimiento de José de Jesús Jaime, también dio su testimonio:
“Pepe fue siempre una persona muy alegre, muy dedicado al estudio, respetuoso del reglamento y de sus compañeros, todos lo identificamos como una persona íntegra… Jugaba y se divertía como todos, aunque se distinguía por su vida de oración y en todos sus actos se reflejaba su espiritualidad”.
Pedro Muñoz Cázares
Otro compañero de seminario de Jaimito, regiomontano radicado en León, Pedro Muñoz Cázares, señaló que fue una bendición de Dios la oportunidad que tuvo de convivir con un buen amigo, ya que contagiaba con su alegría:
“Es grato recordar ese olor de santidad de su vida, ya que era muy religioso y humanista, y sus muchas virtudes son incluso más importantes que su cuerpo incorrupto”.
Nota del editor: Quién esto escribe, integrante de La Silla Rota Guanajuato, conviví en partidos de futbol y basquetbol con Jaimito, pues estuve en el seminario y aunque iba un grado escolar abajo que él, coincido en los testimoniales sobre las virtudes de Jaimito dadas a conocer, aunque más que toda la espiritualidad que tenía, tuvo su principal ejemplo de vida en esa eterna sonrisa que lo acompañó durante toda su existencia.
Todo lo anterior es sólo una parte de lo mucho que los familiares, compañeros de seminario, amigos y vecinos podrían contar acerca de Jaimito, tal y como señala el títulio de un libro escrito por Carlos Xavier González López, el cual se imprimió en agosto de 2017: "Rumores de Santidad".
Cabe señalar finalmente que la documentación recopilada sobre la vida de Jaimito y los probables milagros realizados bajo su intercesión está en poder de la Congregación para las Causas de los Santos de la Diócesis de León, para que sean analizados y pueda darse el primer paso de canonización que es el que se considere a Jaimito primeramente como Siervo de Dios.