León.-Con la mitad del brazo pintado con la bandera de México y la otra con la de Polonia, Susanne Agnes Smolinska, hija de padres polacos y mexicana de corazón, se dispuso a ver el encuentro mundialista que enfrentó a los dos países que ama, ve en el partido debut de la selección mexicana, un amor divido y complejo.
Suannne tiene un hijo que mandó a la escuela con la playera de México, pues es mexicano y apoya a su equipo tricolor sin condiciones y con todas sus fuerzas, pero para Smolinska, es un drama, un amor mixto, su corazón se divide entre el once mexicano y el polaco, le es imposible separar lo que siente por ambos, de México obtuvo sus valores, la influencia de sus amigos, las tradiciones de México y Polonia.
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Los padres de Susanne, los violinistas Andrzej Smolinski y Krystyna Smolinski, llegaron a México para trabajar en la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (Osug), ellos apoyan a Polonia pues sus origines ahí estuvieron, en la ciudad de Cracovia, hicieron de México, de la ciudad de Guanajuato, un hogar.
Agnes Smolinski nació en Bogotá, Colombia, dice que por azares del destino, sus padres se encontraban de gira, al poco tiempo los músicos regresaron a Polonia donde Susanne vivió su primer infancia con su hermanos diez años mayor Rafal Smolinski: “Que sí nació en Polonia”.
Andrzej Smolinski y Krystyna Smolinski volvieron a todavía enamorados de México, su trabajo musical los regresó a la capital del estado, compartió Susanne al teléfono: “Hace muchos ayeres, en aquel Guanajuato pequeñito con tienditas de la esquina, sin turismo, sin ese enfoque que hoy tiene Guanajuato”.
La familia de violinistas polacos viajó por otros países pero vieron en la vieja ciudad colonial de Guanajuato un hogar: “Enamoramos infinitamente de Guanajuato” dijo Susanne.
Susanne Agnes agradece a México, fue por la música que su familia retornó a la ciudad de Guanajuato: “Agradezco estar en un tierra tan hermosa, decía mi padre que México es un paraíso, porque las frutas te caen del cielo, la gente es puro amor, es amena, te apapacha, te dice amigo desde el primer momento”.
Susanne contó para la Silla Rota que de sus padres obtuvo los valores, los principios de una cultura polaca: “De mucha disciplina, de mucha educación fuerte”. Pero de México la calidez y el cariño de los mexicanos.