León- . Eran un par de zapatos ya viejos, estaban arrumbados en un rincón del armario, empolvándose, con la suela rota en la que entraba el agua, pero, la piel no se había agrietado. Tenían todavía tenía una segunda oportunidad y Don Nico y Don Ricardo hicieron que los zapatos desgastados contaran una nueva historia reparándolos.
Allí en su taller en la calle Díaz Mirón 602, Don Nico y Don Ricardo, reciben decenas de pares de zapatos, no solo calzado: también zapatillas, tenis y bolsos, todo (o casi todo) tiene arreglo, siempre y cuando el cliente tenga paciencia y esté dispuesto a pagar la reparación, aun así, la clientela es insistente: “Hágame el favor de repararos por favor” dijo Don Ricardo.
Don Nico explicó a La Silla Rota que hoy los zapatos ya no se hacen con la misma calidad con la que se elaboraban en antaño: “los fabricantes abaratan los costos, incluso utilizan material sintético, ya no todo es piel y por lo tanto la durabilidad del calzado es menor”.
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Los maestros zapateros del Barrio de San Juan de Dios hacen la entrega del calzado como si fuesen nuevos, como si acabaran de salir del taller original en donde fueron hechos. Los zapatos llegan a las manos de la clientela reluciendo de los brillos y ceras que se aplican sobre la piel calzado, no sin antes haberlos restaurado.
“Así le vamos dando forma, nuevos cascos para que se le vuela a dar cuerpo y para detallarlo con brillos y ceras” expresó Don Ricardo mientras observaba un zapato que estaba restaurando
Lo que se hace, explicó Don Ricardo, es primero observar bien el zapato: “Aquí lo que tenemos que ver desde un principio es checar bien el corte y en la chinela ya traía rupturas, por abajo ponemos almas que refuerce las costuras otra vez, igual en el contorno del montado se le pone una tira de piel para que vuelva a agarrar la montura y el ensuelado”.
Ambos se reconocen como artesanos del zapato o como maestros, empezaron sus primeras etapas de la vida, después de que durante toda su vida trabajaron en las grandes fábricas del calzado en León, lugares que, lo largo de los años cerraron. Hoy Don Nico y Don Ricardo persisten a través del tiempo, pese que el auge de la industria esté acaparado por el zapato chino y sintético.
