León-. Nicolás Salas y Ricardo Murillo son restauradores de zapato, reparan los pares que habían quedado en el olvido, lo que ha quedado más cómodo, aquellos objetos, aunque inanimados, formaron parte de la historia de los pies:, por eso, los leoneses, cuando saben que su calzado es de piel, van y se los llevan a los maestros zapateros porque se les guarda un cariño.
Es un amplio local en el Barrio de San Juan de Dios. En la calle Díaz Mirón y Manuel Doblado se encuentran Nicolás y Ricardo, ambos maestros idean cómo volver a la vida aquel zapato, tenis o zapatilla que la clientela no quiere dejar de usar: ya sea porque es un regalo, le traen buenos recuerdos o porque el modelo que usaron siempre fue del agrado de quien los utilizó.
Dice que su labor es todo un arte, cada par es una obra distinta a la que hay que volver a reconstruir y dar vida dentro de su taller, ya pocos zapateros se dedican a reparar zapatos: “Parece que dicen que no, no creas, está difícil, no nada más es reparar, sino que también, se requiere la horma, andar buscando que la suela se le adapte bien”.
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Dedicarse a la reparación de zapatos se origina en la escasa calidad con la que se realiza el calzado que se comercializa en León: “Mira la verdad ahorita el zapato ya no es como antes, era piel, ahorita ya es puro sintético eh… Y ya el zapato ya no te dura, ya no lo hacen como anteriormente lo hacían, lo hacían a mano y la gente trataba de hacerlo con mejor calidad, con mejores materiales, inclusive ya las fábricas de suelas ya nomás te duran un mes y se va partiendo la suela”.
“Hora no se hace mucho a conciencia y la gente no está bien capacitada como antes, ya no lo hacen a conciencia” expresó Nicolás
“Se puso dura la competencia con el calzado chino, los costos son más altos porque aquí era pura piel y, últimamente, el fabricante, ya trató de sacar sintético para meterse a la competencia” dijo Don Nicolás maestro zapatero de 71 años que tiene toda una vida dedicándose al zapato.
Nicolás y Ricardo se resisten a los embates del tiempo y a la llegada del calzado chino, y, allí en el interior de su local de la Díaz Mirón, en medio de suelas, cientos de zapatos, hormas, vitrinas y maquinaria, hacen que el zapato leonés regrese a lucir en la calles de la capital mundial del calzado: León.
