Guanajuato.- La cabeza de Don Miguel Hidalgo fue exhibida en una de las esquinas de La Alhóndiga de Granaditas por años. Estaba encerrada en una jaula de hierro para poner ejemplo de cómo fueron castigados los jefes independentistas.
Fue en la Alhóndiga de Granaditas en donde el Ejército Insurgente y las Fuerzas Realistas se enfrentaron en la primera batalla de la Guerra de Independencia. Y ahí, en garfios, colgaron las cabezas de Miguel Hidalgo, Mariano Jiménez, Ignacio Allende y Juan Aldama.
Después de ser derrotados en el Puente de Calderón por el Ejército Realista, comandado por el militar Félix María Calleja, los jefes independentistas se replegaron al norte. Cerca de Acatita o Norias de Baján, fueron traicionados y capturados el 21 de marzo de 1811.
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Ya aprendidos, los llevaron a Monclova.
Todos los jefes caudillos fueron aprisionados por el Ejército Insurgente. Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Jiménez y Juan Aldama fueron llevados a Chihuahua, posteriormente juzgados y fusilados.
El cronista de Guanajuato capital, Eduardo Vidaurri, explicó a La Silla Rota que el 26 de junio fueron fusilados Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez: “Luego se determinó que sus cuerpos fueran exhibidos públicamente por algunas horas para después proceder a cercenarles las cabezas, que fueron depositadas en unas cajas con sal para ser remitidas a Zacatecas, a donde llegaron a principios del mes de julio”.
Al cura Hidalgo se le hicieron dos juicios: uno civil y otro por su condición de sacerdote. Se le juzgó así: “…por haber tratado de poner en independencia a este reino; que los principales autores de la revolución eran él y Allende; que los asesinatos de los españoles se habían hecho por orden suya para satisfacer a los indios y a la ínfima canalla…”.
La sentencia civil de Hidalgo fue el 26 de junio de 1811; fue fusilado después por su condición de cura.
“Se le rasparon las manos y las yemas de los dedos en señal de despojo. También se le arrancaron las vestiduras hasta desgarrarlas. Lo despojaron de los ornamentos y le cortaron el pelo, borrando la corona real del sacerdocio para concluir así con su degradación sacerdotal. Luego se le comunicó, mediante lectura, su sentencia de muerte. Hidalgo escuchó con atención y se mantuvo sosegado y pacífico, lo trasladaron a su celda habilitada en el cubo de la torre de la iglesia del ex colegio de la Compañía de Jesús”, detalló el Cronista Municipal de Guanajuato.
En la mañana del 30 de julio, Don Miguel Hidalgo y Costilla fue llevado desde su celda hasta el pabellón de fusilamiento, se le ofrecieron los auxilios espirituales por parte del padre Juan José Baca, se escuchó el tambor militar y así se dio la orden de fusilamiento.
La cabeza del cura hidalgo
El cadáver del cura Hidalgo fue expuesto en la puerta del hospital para quela gente lo pudiera ver. Después fue introducido y un indio tarahumara le cercenó la cabeza de un solo tajo.
La cabeza fue colocada dentro de una caja con sal y el 4 de agosto fue llevada a Zacatecas.
Las cabezas de los principales jefes del Ejército Insurgente fueron llevadas a distintos pueblos. Fueron exhibidas en Zacatecas, en Aguascalientes, en Lagos, en León, en Silao y llegaron a la ciudad de Guanajuato el 14 de octubre.
En Guanajuato fueron exhibidas ante el público abajo de la horca en la Plaza Mayor, hoy Plaza de la Paz.
El 20 de octubre de 1811 se decidió que se dejaran en Guanajuato.
Un herrero les construyó las jaulas, fueron puestas en interior y fueron colgadas en garfios para que fueran visibles para todos.
El 24 de marzo de 1821 se proclamó la independencia de la ciudad de Guanajuato, y el 28 de marzo de 1821 fueron bajadas para ser depositadas en cajas de fina madera.
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Las cabezas fueron sepultadas en el panteón de San Sebastián.
El 19 de julio de 1823, el Congreso Constituyente declaró a los jefes independentistas Héroes Beneméritos de la Patria.
Fueron llevadas tras varios tributos a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México y en 1926 fueron trasladadas a la columna de Independencia.