En 1960 nuestro país se encontraba en vísperas del 150 aniversario de la Independencia de México, por lo que el presidente en aquel entonces, Adolfo López Mateos, mandó a hacer monumentos conmemorativos para marcar la “Ruta de Hidalgo” a través de todas las entidades por donde pasó el Insurgente.
Así, 260 estelas en forma de cabeza de águila fueron colocadas a través de Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí, Coahuila, Durango y Chihuahua.
Fue el propio López Mateos quien el 15 de septiembre de 1960 inauguró la estela que se instaló en Dolores Hidalgo. El resto de ellas fueron develadas el mismo día por los presidentes municipales, gobernadores o funcionarios federales en sus respectivas ubicaciones.
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Siguiendo al águila: la ‘Ruta de Hidalgo’
Las cabezas de águila (llamadas estelas) no fueron puestas aleatoriamente, sino que la dirección hacia donde apunta el pico indica justamente el rumbo por por el que continúa la ruta que trazó Hidalgo, marcando el camino al ejército Insurgente.
Este trayecto puede separarse en dos etapas: como líder, desde Dolores Hidalgo, Guanajuato hasta Castaños, Chihuahua; y como prisionero del ejército realista, terminando en la ciudad de Chihuahua, donde fue fusilado.
Las primeras cuatro estelas se encuentran en Abasolo (lugar donde Hidalgo fue bautizado), San Felipe Torres Mochas (sin datos sobre su fundamento), Dolores Hidalgo (donde se llevó a cabo el Grito de Independencia y surgimiento del ejército Insurgente) y Atotonilco, San Miguel de Allende (Santuario donde el cura tomó el estandarte de la Guadalupana).
A partir de aquí, las estelas fueron colocadas en aquellos lugares donde se libraron batallas o se ganaron territorios; como Chamacuero (actualmente Comonfort) y algunos municipios de lo que ahora es Celaya, Salamanca, Irapuato, Silao, entre otros.
En Guanajuato Capital se pueden encontrar cuatro: Cuesta del Tecolote, Cementerio de San Sebastián, Cuartel de San Pedro y Alhóndiga de Granaditas. El recorrido continúa por Valladolid (hoy Morelia), donde se libró la Batalla del Monte de las Cruces.
En cierto punto del recorrido, Miguel Hidalgo se vio orillado a tomar una importante decisión que lo llevó hacia el norte del país; algunos historiadores afirman que su plan era llegar a Estados Unidos para comprar armas, otros dicen que lo amenazaron, impidiendo que siguiera la ruta que ya tenía planeada.
El caso es que el cura y sus seguidores agarraron camino hacia Aculco donde, tras perder una batalla contra el ejército realista, el cura ofició misa al pie de un árbol que actualmente es conocido como “El Palo Bendito”. Aunque en este punto debería existir una de las estelas, únicamente se encuentra una placa.
En el último tramo de la ruta, con Hidalgo como prisionero, destacan las ubicaciones de Monclova en Coahuila, Mapimí en Durango y Chihuahua.
Los responsables del proyecto: manos guanajuatenses
López Mateos dispuso que el proyecto de crear los 260 monumentos estuviera a cargo de Manuel López Dávila, Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública. Por su parte, el General Tomás Sánchez Fernández se encargó de llevar a cabo la investigación pertinente para saber con exactitud dónde serían colocadas las estelas.
De acuerdo con el historiador Juan Carlos Esparza, quienes se ocuparon de diseñar y dar la forma de águila a los monumentos fueron Tomás y José Chávez Morado, artesanos guanajuatenses, en el departamento de Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes.
La anatomía de las estelas
La base consta de un pedestal de cantera de 1.5 metros de altura, sobre el cual se encuentra montada la figura de cabeza de águila, que mide 80 cm de altura x 1.40 m de largo y 40 cm de ancho. La escultura es de concreto, con acabado de cemento pulido.
A lo largo de la cabeza llevan grabado en bajo relieve la palabra “Libertad”, y en la base, una placa que señala “Ruta de Hidalgo, 1810-1811, año de la patria 1960”.
Las estelas en la actualidad
Desafortunadamente muchas de las esculturas ya no se encuentran en su ubicación original; el crecimiento de la población, las construcciones y modificaciones urbanas han influido para que las estelas sean removidas o retiradas. Otras han sufrido las inclemencias del tiempo, ya que en varios casos, las autoridades no se han ocupado de darles mantenimiento.
Sin embargo, muchas otras de ellas se encuentran en excelente estado e incluso han sido intervenidas con los colores patrios, haciéndolas parte del diseño urbano actual.
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