Cortázar, Salvatierra, Jaral Del Progreso-. El Cerro del Culiacán se alza imponente como una verde pirámide que comunica el cielo con la tierra; es tan grande que se encuentra divido entre tres municipios de Guanajuato. En las faldas de la montaña surgió una pasión: un grupo de devotos llamados los Orates que lo han subido cientos de veces.
Para los habitantes del pueblo Cañada de Caracheo, El Cerro del Culiacán es una montaña sagrada a la que veneran y protegen. Un día José Luis Carreño Arellano, originario de Celaya se dispuso a subir la cuesta de la montaña, al menos cada fin de semana, hasta que empezó a invitar a más personas a subir y el grupo se formó en 1996. Él ya falleció en 2017, pero su legado de subir el cerro todavía perdura.
Arturo Gálvez es un Orate, viste una playera blanca en la que se enmarca el número de veces que ha subido el Culiacán y una fotografía del cerro con su particular forma de cono: “Ascenso 324. Diciembre 2023”.
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Pero Don Arturo ya perdió la cuenta exacta del número de veces que ha subido: “Calcúlale, échale… Tengo 17 años subiendo. Yo subo por fe ¿Sí? Soy devoto de la Santa Cruz, los demás compañeros suben por fe y por deporte, ya lo viste cómo suben y cómo bajan los cabrones. A lo mejor sí llevo unas 300. Échale unos 17años”.
En la cumbre del Cerro del Culiacán hay 3 capillas, y un grupo de antenas repetidoras de señales de televisoras y todo alrededor, en la cima, un precioso bosque de encinos que ofrecen el frescor de su sombra a quienes suben a la cumbre.
Arturo observaba las placas conmemorativas de los Orates que han fallecido, pero que dejaron su aliento en la memoria colectiva de la montaña, una de ellas, en color negro y letras doradas dice: ”Soy Montaña. Orate Mayor. Fundador”.
“Se formó por la pasión de Luis Carreño, fue el que empezó a subir, subía cada mes, decía allá, cada que quería venir él iba e invitaba, no había fecha y un día dijo, si vamos a seguir subiendo que sea cada segundo domingo de mes la subida” explicó a la Silla Rota el Orate Arturo Gálvez.
Una amistad que nació en la montaña
El grupo de Orates tiene 28 años, a pesar de que algunos han partido, la esencia del grupo permanece en comunidad en la cima de la montaña, una hermandad que ha quedado impregnada en el cerro: convivir, hacer amistad sin distinciones, y cuidar del cerro.
“Aquí no hay distinción de que tú eres más, tú eres menos, aquí se ofrece lo que hay, tengas o no tengas, vente a comer, aquí es voluntario” expresó Arturo Gálvez quien ofrece comida, café con pan, a los senderistas y deportistas que llegan a la cumbre.
La pasión por subir el Cerro del Culiacán se transmitió por fe y por deporte, hasta que se hizo un grupo de devotos: “Orates, orates, somos contados, somo como unos 20, la mayoría son de Celaya, nos juntábamos de Celaya, Cortázar, Salamanca, León, unos que venían de Querétaro y la Ciudad de México” dijo Arturo.
La amistad de los Orates se forjó en la cuesta del Cerro del Culiacán, Manuel Lara y Salvador Muñiz (algunos de los Orates con mayor el número de subidas) y como, Arturo, transmiten, el conocimiento ancestral, espiritual, y natural de la montaña, a quienes osen llegar a la cumbre.