San Luis de la Paz-. Venustiano García (42) es un hombre de larga cabellera negra, lleva puesta una camisa del mismo color que su melena, y, en ella, se enmarca su lengua ézá’r, úzá’. Observa sus reconocimientos y los cuadros de jefes apaches, y sus retratos que también cuelga en un muro de hormigón: Venustiano de joven, con la cara pintada, con marcas de guerra sobre las mejillas; Venustiano de perfil con su cabello adornado con una corona de plumas, diplomas y reconocimientos en las danzas de la toltequidad; Venustiano parado en una roca mirando al horizonte, el sol lo ilumina. Es el guardián de una lengua casi extinta en Guanajuato.
En la comunidad de Misión de Chichimecas, en San Luis de la Paz, Guanajuato, Venustiano se le reconoce como Tanus nombre que tiene origen en su lengua úzá’, que significa: Estrella de la mañana. La comuna donde él vive está a un costado del Cerro del Águila, una zona ancestral de los éza’r que, en un atardecer crepuscular, el sol se esconde detrás de la montaña formando la silueta de la cabeza de un águila. Venustiano y la tribu suele visitarla para observar las estrellas desde ahí.
Tanus pertenece a un antiguo linaje de fieros combatientes que alguna vez dominaron la serranía guanajuatense (todo el norte de Guanajuato: León, San Felipe, Ocampo, San Luis de la Paz , San Diego de la Unión y San Miguel de Allende), defendieron su territorio del avance del ejército español tierra adentro, en ese entonces el mejor de la época, sin embargo, las temibles tribus ya unidas nunca pudieron ser derrotadas. Hoy La Guerra Chichimeca (Philip W. Powell 1550-1600) quedó en el pasado, hoy la lucha de su pueblo es contra la discriminación de su lengua y de su pueblo.
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Cuando Tanus era un niño compartió que hablar en su lengua materna era algo vergonzoso para él y motivo de burla y humillación de los demás, pero, cuando se dio cuenta de que es descendiente de una gran tribu de nómadas; de una línea de más de 1,500 años de historia, se entregó a otro tipo de pelea: la de la conservación de su cultura, su lengua, sus tradiciones en Misión de Chichimecas.
“Mucho tiempo igual yo me avergonzaba de mi tribu, de mi gente, pero el día de hoy gracias a Dios he tomado conciencia y me siento muy orgulloso de ser descendiente de ellos, conozco un poco de mi cultura y sé de dónde provengo” expresa Estrella de la mañana.
“He tenido muchas etapas en mi vida, me anexaron” recuerda Tanus que tuvo una infancia y una adolescencia difíciles en la misión, en un entorno precario en donde él se alcoholizaba y se drogaba, hasta que, en contra de su voluntad, lo metieron en un anexo: “Esa es mi historia, la misma gente me levantó, me decían de dónde era. Investigué en archivos, con historiadores, en bibliotecas, ahí supe todo de dónde venía”.
Buscó la historia de su tribu, leyó todo lo que pudo acerca de sus ancestros, ahí retornó a sus orígenes buscando su identidad: “Hay muchas versiones y libros de la historia de la guerra Chichimeca, los chichimecas jonaces o los éza’r los mencionan muy poco, hay más información en el estado de Texas que hablan del Chichimeca Jonás, y hablan de nosotros”.
En la búsqueda de identidad
“Aquí en Guanajuato hubo muchas tribus y nosotros somos éza’r. Antiguamente nuestro sobre nombre, como nos identificaban, era Jonás, no es lengua de nosotros, Jonás es lengua otomite, Jonás quiere decir hombre come caballos, por primera vez cuando los otimites nos vieron, porque estábamos comiendo carne de caballo y así nos identificaron” compartió Tanus para La Silla Rota acerca de la búsqueda de su identidad.
Tanus ya había estudiado las tribus que gobernaban el norte de México, sus atuendos, las armas, sus cantos de guerra, los tratados y los conflictos: “No sabíamos que éramos, nos ponían muchos sobre nombres, nos ponían que Pames, que Otomíes, que Chichimecas, los antropólogos que han venido de la UNAM nos acercan más al Jonás”.
Hombre y mujeres sobrevivientes de la naturaleza
Una sola palabra fue la clave, tiene un gran significado para quienes habitan en la Misión de Chichimecas: “éza’r quiere decir eso, hombre sobreviviente de la naturaleza, para nosotros eso es más cercano, más real, como nuestra tribu, como los que éramos, como nosotros porque eran nómadas, cazadores y recolectores, ellos vivían en cuevas, en chozas, no teníamos grandes imperios como los aztecas”.
Ellos cuidan el medio ambiente
Las tribus nómadas del norte de Guanajuato dominaron su entorno, conocían cada montaña, valle, sierra, también las fronteras entre tribus, explica Tanus: “Tenían mucho conocimiento en todo, en la naturaleza, en las estrellas, en los animales, ellos sabían en qué momento cazar y en qué momento no cazar, en qué momento juntar semillas para sobrevivir y buscar raíces, pero ellos cuidaban el medio ambiente”.
La habitación de Tanus está adornada de los atuendos que viste cuando sale a danzar, todos hechos de pieles y partes de los animales que habitan la región: piel de zorra gris, coyote, zorrillo, lince, astas de venado cola blanca, plumas de diferentes especies de aves como el águila real y otras rapaces como el caracara y el halcón.
Estrella de la mañana supo que la caída de la Caída de Tenochtitlán no era el final sino el preludio de otra cruenta guerra, otro episodio de la historia antigua de México: “Venían adueñándose de todos los españoles y llegaron a esta región y dijeron, nos falta este lugar, llegan a una pequeña aldea, dicen es pan comido, no se ven de peligro, nos miraron encuerados y greñudos y con nuestros arcos, es una pequeña aldea mañana los exterminamos y somo dueños de todo”.
Antiguos guerreros y sabios
En los libros de historia quedaron grabados en la memoria los nombres de grandes guerreros chichimecas como Tenamaxtle, Maxorro y Carangano, mencionados en la obra de Philip Powell: “Por ahí se oye de un guerrero que llamaban Urinande que se llenaba de cebo, llegaba de los árboles y mataba y cuando lo querían agarrar nomás se resbala, ellos corrían en veredas donde los caballos no podían entrar” explica Venustiano García.
Las grandes tribus nómadas de Guanajuato no se rindieron, hubo que tratar la paz y la pacificación después de décadas de guerra: “Nunca nos dimos por vencidos y el guerrero Pimbe quiere decir el guerrero gordo grande. Fueron gente inteligente y sabia que mucho tiempo como que pensaba que era gente que no valía”.
El ocaso de una lengua única que se extingue
Tanus dedica sus días a transmitir su lengua úzá’ a las nuevas generaciones a través de una banda de rock chichimeca, dice que su lengua se extingue porque el úzá’ solo se habla en la Misión de Chichimecas o Ránzo úzá’. De acuerdo a información de la Asociación Mexicana de Lingüística Aplicada (AMLA) la lengua está considerada en peligro de extinción, según el conteo de la propia comunidad hay alrededor de 2,500 hablantes de úzá.
Tanus, Estrella de la mañana, expresa su lengua, canta, su batalla ya no es violenta, sus armas ya no son el arco y la flecha, resuena su voz, la misma de sus antepasados que gobernaron las planicies, las serranías, los valles y los matorrales, ahora son instrumentos, la guitarra eléctrica, los tambores y los gritos de las danzas, Tanus canta, como sus ancestros alrededor de la hoguera…. “ijek' y kau' iro nabi'ro' (Dios, tú y yo)… “ijek' y kau' iro nabi'ro'… ijek' y kau' iro nabi'ro'… Su voz, vuelve.