León-. En el taller de Jorge Luna hay cintos por todos lados, hebillas vaqueras, pedacería y diversidad de artículos de piel. Sus gruesas manos han elaborado todo lo que está a la vista. Él pertenece a un viejo oficio que está por extinguirse en León, el de la marroquinería.
Jorge Luna Pater es marroquinero, sigue la tradición de hacer artículos en piel hechos a manos: “Yo tengo más de 50 años trabajando la piel, de hacer trabajaos artesanales”.
Adaptó el taller en la cochera de su casa en la calle Pedro Moreno, allí ofrece a los clientes una variedad de artículos como monederos, tarjeteros y bolsas; pero su especialidad, es el cinturón de piel cortado, detalladamente, con las manos, solo le bastan unas tijeras, una navaja y el calculo de la medida de sus dedos.
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“Te puedo hacer un cinto perfecto sin ninguna regla, mis dedos lo marcan” dijo Jorge Luna quien se considera un artesano
Consigue los pliegues de piel en tenerías o en la de uno de su amigo, cuida cada paso, cada parte de hechura de sus productos: “Es un proceso que desde abajo sabes cómo va a salir el producto porque tú lo estás haciendo”.
Su labor dice que está por extinguirse, que el comprador prefiere lo llamativo, lo de moda y lo que se comercializa en masa y en gran número, eso a un artículo que más perdura en el tiempo: “Desgraciadamente aquí en León la gente ha tenido desconfianza porque los locales establecidos están inundados de producto chino, que tienen una presentación bonita, pero en cuestión de durabilidad olvídese, son productos de 3 o 4 meses que hay que desechar”.
“Desgraciadamente somos ya un público consumidor que prefiere estrenar cada mes, cada 2 meses a un producto que les va a durar 10 hasta 15 años que les puedo dar de garantía de mi producto compartió Jorge Luna quien lamenta que el mercado de producto provenientes de China acabe con la vieja tradición de productos elaborados hechos con piel en León
Jorge Luna trabaja a la luz de una pequeña lámpara de estudio: “Estoy un poco triste porque se ha ido perdiendo toda esta tradición de León, somos muy pocos los que trabajen en este nivel”.
Jorge Luna Pater es hijo de Frania Pater una mujer polaca que llegó a la Ciudad del niño Don Bosco durante el Holocausto en la Segunda Guerra Mundial. Tiene 50 años de hacer cintos, empezó a la edad de 14 años, actualmente tiene 70 años “Mi trabajo es como mi alimento. Ninguna punta es igual en mi cinto, todo es cortado a tijera, a mano”.
Él se considera un artesano, resiste ante un mercado asiático invasivo, él es de los pocos que queda en la marroquinería de León: “Se ha ido perdiendo el trabajo artesanal es muy poquita la gente que lo hace en León, estamos en ese sistema de que hay que hacerlo por miles y ver nada más que tenga la vista el producto y que te llame la atención y lo compras”.