Hablar de finanzas personales no es solo cosa de jóvenes, profesionistas o empresarios. También es un tema clave para quienes ya pasaron los 60, 70 o más. Porque en esta etapa de la vida, el dinero sigue siendo una herramienta importante para vivir con tranquilidad, independencia y bienestar.
1. Haz un presupuesto mensual claro y realista
Esto aplica si tienes 20, 30, 40, 50 o más de 65 años. Tener un presupuesto te ayuda a tener control de lo que entra y lo que sale de tu bolsillo.
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Si hoy cuentas con una pensión, una renta, algún apoyo del gobierno o de un familiar, lo primero es saber con claridad cuánto dinero recibes cada mes y cuánto estás gastando. Esta información es clave para mantener tu independencia, evitarte preocupaciones innecesarias y, como siempre decimos, tener listo tu fondo de emergencia.
También es importante revisar si tienes cubierta tu seguridad social, ya sea pública o privada. Todo esto forma parte de una buena planeación.
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2. Evita decisiones financieras apresuradas o sin asesoría
Todos hemos escuchado historias —y algunas las conocemos de cerca— de personas que firmaron algo sin pensarlo mucho y terminaron heredando sus bienes en vida, o peor aún, perdiendo sus ahorros por completo.
Por eso, nunca firmes contratos ni compartas tu información personal sin antes consultarlo con un familiar de confianza. Y si no cuentas con uno, acude a un asesor en quien puedas confiar.
¿Y por qué es tan importante? Porque en esta etapa de la vida somos más sensibles, algunas cosas se nos escapan, y hay personas que se aprovechan. Llegan con frases como: “Firma aquí para que te llegue un apoyo del gobierno” o “esto es para mejorar tu pensión”, y en realidad solo buscan quitarte lo que has ahorrado con tanto esfuerzo.
Lamentablemente, estos casos siguen ocurriendo.
Por eso es fundamental cuidar tus decisiones financieras y protegerte de posibles fraudes. La prevención es clave.
3. Mantén tus finanzas lo más simple posible
Simple, simple, simple… Eso significa que si tienes seis cuentas en un banco y tres tarjetas de crédito, es momento de simplificar.
Haz una revisión. Si te gusta mantener una tarjeta internacional porque todavía viajas, perfecto. Si prefieres seguir con ese banco de toda la vida porque ahí ahorraste desde joven, también está bien. Tú decides. Solo recuerda: entre más simple, mejor. Menos es más.
Otra forma de hacerlo más fácil es automatizar los pagos básicos como el agua, la luz o el gas. Así evitas olvidos, recargos y preocupaciones. A todos se nos puede pasar un pago, y más si un día no te sientes bien o no puedes salir de casa porque tuviste alguna recaída por enfermedad.
Consulta con tu banco si puedes programar esos pagos. Es una manera práctica de tener todo bajo control.
4. Invierte en tu salud como prioridad financiera
La salud es cuerpo, mente y espíritu. Y cuando no se cuida, también se va el dinero. Por eso, una buena salud es una inversión, no un gasto.
Empieza por lo básico: una alimentación sana en casa. Sigue al pie de la letra las recomendaciones de tus doctores y nutriólogos. Si vives con algún diagnóstico como diabetes, hipertensión o cáncer, ¡cuídate! Hazte tus chequeos médicos con regularidad. Si cuentas con seguridad social, úsala. Aunque tengas que hacer fila o insistir, vale la pena acudir.
También muévete, aunque sea con ejercicio moderado. Todo esto son inversiones pequeñas que pueden evitar gastos muy grandes más adelante.
¿Tienes 20 o 30 años? Empieza desde ya. ¿Tienes 60, 65 o más? No es tarde. Prioriza tu salud y aparta un poco de tu dinero para chequeos preventivos.
¿No tienes seguridad social? Acércate a instituciones donde, por un costo accesible, puedas hacerte estudios como ultrasonidos, rayos X y otros análisis básicos. Saber cómo estás es el primer paso para cuidarte y ahorrar a futuro.
5. Planifica tu legado de manera anticipada
Sí, estamos hablando de hacer tu testamento. Sé que a veces da miedo —porque seguro escuchaste la historia de la abuelita que hizo su testamento y al día siguiente falleció—, pero probablemente fue solo una coincidencia. Lo importante es que tengas el control y que tus decisiones se respeten.
Hoy en día, hacer un testamento es un acto de amor y responsabilidad. Sirve para dejar todo claro, evitar malentendidos y, sobre todo, prevenir conflictos entre tus seres queridos.
Si tienes varias familias, es importante que dejes bien establecido a quién le toca qué. Así evitas que, el día de mañana, tu legado se convierta en motivo de pleitos o resentimientos. No queremos que te recuerden como “el papá” o “la mamá” que no dejó nada planeado.
6. Busca y aprovecha descuentos y programas para adultos mayores
¡Hay que buscarlos y aprovecharlos! Existen muchos apoyos y beneficios pensados especialmente para personas mayores, y están más cerca de lo que crees.
Hay descuentos en transporte, medicinas, entretenimiento, museos, eventos, e incluso cuando sales de vacaciones. En México, por ejemplo, si tienes una casa a tu nombre, el pago del predial puede reducirse muchísimo. Solo necesitas solicitarlo.
7. Procura una vida activa social y emocionalmente
Las finanzas no solo se tratan de dinero, billetes o cuentas en el banco. También tienen que ver con la manera cómo vives tu día a día. Tener una vida social activa es parte de tu bienestar financiero: una red de apoyo, actividades, momentos que alimentan la mente y el corazón.
Salir, convivir, tener hobbies, reír, platicar, moverse… todo eso ayuda a mantener el control de tu vida y a no quedarte aislado en casa frente al televisor. Estar solo puede ser muy costoso, emocionalmente hablando.
Te cuento algo personal: mis papás, que ya tienen más de 70 y 80 años, van a un club que se llama “Pantuflas”, en León, Guanajuato. Se reúnen una vez a la semana en una cafetería, juegan, se ríen, se la pasan bien. Cada jueves lo esperan con emoción porque ahí están sus amigos. Gente de su edad con quien comparten recuerdos, música y conversaciones que los mantienen activos y contentos. Ese tipo de espacios valen oro.
Si quieres platicar más sobre estos temas, búscame en redes sociales como Juan Pablo de León Murillo.
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