OPINIÓN

La gula de poder

Reflexionemos, ¿Cuántas personas como Andrés o Claudia están al frente de una empresa o de un gobierno? Seguramente pocas en el sector privado y muchas en el público

Escrito en GUANAJUATO el

Andrés y Claudia acuden a una cita con el director de una empresa llamada México. El primero en entrar es Andrés, “estoy aquí por la vacante de gerente con experiencia”. El director de México, entusiasmado, le pregunta “¿Cuál es su experiencia y logros en trabajos anteriores?”, Andrés con gran descaro contesta “ninguna y ningunos, pero soy muy bueno para levantarme temprano y para hablar”. El director le pide que se retire y hace pasar a Claudia y le cuestiona “¿y usted qué sabe hacer?”; ella le contesta “yo soy la que construye a partir de los logros de Andrés”.

Reflexionemos, ¿Cuántas personas como Andrés o Claudia están al frente de una empresa o de un gobierno? Seguramente pocas en el sector privado y muchas en el público.

Tener pocas experiencias exitosas en el sector público o privado no es una condición para el fracaso, pero si debe ser un ingrediente para cuidar mucho más las acciones que se realizan y los resultados que se presentan.

Claudia, que construye a partir de los logros de Andrés, debe considerar que esa construcción parte de un país con una deuda histórica (tan solo el endeudamiento 2024 que adquirió el gobierno federal equivale a dos veces a la del FOBAPROA), con una economía que ha presentado los peores resultados de los últimos 5 sexenios y con un país en el tercer lugar en criminalidad a nivel mundial de acuerdo con el Índice Global de Crimen Organizado 2024.

Lo que es seguro es que el discurso de Andrés si ha logrado que millones de mexicanos crean que México está mejor que antes. La realidad, sin embargo, muestra que un discurso diario no basta para garantizar la solidez de un país.

Como lo hace el director responsable de una empresa, Claudia debe tomar en cuenta lo anterior ya que, si las finanzas de una empresa o de un gobierno están agobiadas las posibilidades de impulsar la infraestructura, financiar proyectos insignia, capitalizar proyectos sociales, salud de primer mundo, entre otras necesidades, serán cada vez más limitadas.

Dicho de manera simple. Así como una empresa que debe dinero y tiene ingresos menores a sus necesidades, un país que tiene estas mismas condiciones solo podrá “crecer” incrementando su deuda y/o dejando de cumplir responsabilidades: menos medicinas, guarderías, inversión en educación, en agua, energía limpia y otros sectores no prioritarios para el gobierno en turno.

A esta posible crisis financiera que enfrentará Claudia, es vital poner en la mira a la gula de poder que viene. Las palabras sirven para recordar compromisos. Andrés dijo: “Gobernaré con respeto a la división de los Poderes Legislativo y Judicial. Convenceré… a que haya armonía”. Su pensamiento cambió a la dirección contraria y ahora quiere un congreso que no mueva una coma, un poder judicial que apoye sus iniciativas, aunque sean contrarias a la constitución y de paso, una prensa que no cuestione sus acciones, omisiones y escasos resultados.

Este entorno de recursos financieros en crisis, de seguridad nacional con “modelo cubano” subordinada al ejército y que han imitado gobiernos de izquierda con desastrosos resultados en impunidad, represión y persecución a detractores y de una libertad de expresión limitada, no son buenos cimientos para Claudia.

Ya se ha dicho y escrito mucho sobre el efecto negativo de desprofesionalizar el poder judicial y de abrir a los cotos de poder político y de delincuencia organizada la elección de ministros y jueces. Es vital resaltar, el centralismo y la sumisión que viene de frente con esta iniciativa a la que no se le cambiará ni una coma.

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Ese centralismo de gobiernos priistas que hizo tanto daño, que estaba en camino, perfectible claro, de desaparecer y que ahora reviven esos viejos priistas, Andrés entre ellos, ahora bajo el cobijo de otro partido, pero con los mismos actores y sed de poder del hoy casi muerto PRI. Lo único que desean es el control absoluto de los recursos, puestos, privilegios y relaciones que ofrece la burocracia. Asumir que Andrés, Claudia y sus cercanos lo hacen porque les importamos y desean lo mejor para nosotros son puros cuentos chinos; el futuro nos llevará al pasado, solo es cuestión de esperar.

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