INDEPENDENCIA DE MÉXICO

Durante 200 años quisieron ocultar que el Cura Hidalgo tuvo dos hijas

Fueron presentadas como sobrinas para proteger su nombre y su legado

Escrito en GUANAJUATO el

Dolores Hidalgo, Guanajuato.- Durante más de dos siglos, la historia oficial pareció borrar un capítulo íntimo del Padre de la Patria: su supuesta paternidad de dos hijas nacidas clandestinamente en Dolores. Recién se recupera ese fragmento silenciado, gracias a investigaciones y fuentes poco conocidas.

De acuerdo con archivos históricos consultados por La Silla Rota Guanajuato, Miguel Hidalgo y Costilla, durante su estancia en Dolores (1803–1810), habría tenido dos hijas con Josefa Quintana, hija de don Juan Dionisio, según documentos del archivo histórico municipal. Este pasaje de su vida fue cuidadosamente suprimido o disfrazado en las narraciones más difundidas.

 

Otros relatos apuntan a que en la Casa del Diezmo, Hidalgo vivía con Josefa Quintana “y las posibles dos hijas que tuvo con ella, nombradas Josefa y Micaela, y quienes eran presentadas ante la sociedad como sus sobrinas”.  El historiador Eduardo Merlo incluso recuerda que en el pueblo “todos le decían padre, menos sus hijos, quienes le decían ‘tío’”.  

La Casa del Diezmo era donde Miguel Hidalgo recaudaba tributos y convivía con el pueblo en Dolores. También fue escenario de secretos, pues ahí vivió con Josefa Quintana y sus dos hijas, presentadas como sobrinas.

Este episodio ha permanecido en las sombras del relato nacional, pues para el sacerdote que encabeza la Independencia, la Iglesia hubiera mirado con desdén cualquier vínculo afectivo fuera de sus obligaciones clericales. Hidalgo era cura, se supone, célibe. Sin embargo, la vida se tejía en lo privado y, posiblemente, lo público lo toleraba con discreción.

 

Los investigadores mencionan que, en Dolores, Hidalgo desarrolló una vida social activa y afectiva que no encajaba con el estereotipo del cura ortodoxo. Según el texto “Las falsas paternidades del Padre de la Patria”, algunos hijos fueron atribuidos posteriormente con fines de pensión o reconocimiento; documentos apócrifos circularon, reivindicando supuestas maternidades diversas, pero solo dos hijas con Josefa Quintana reciben consenso cualificado.  

 

Es probable que el encubrimiento se sostuviera por una red de silencios sociales:

vecinos conscientes, autoridades complacientes y la propia familia cuidando el honor de Hidalgo y su postura ante la lucha insurgente. En un contexto donde la reputación era sagrada, admitir descendencia fuera del matrimonio podía socavar su autoridad moral.

Miguel Hidalgo no solo fue líder insurgente. Fue hombre de carne y hueso, con pasiones, contradicciones y vínculos personales. Su legado histórico suele celebrarlo como el combatiente espiritual y político, sin contemplar las huellas que dejó en lo privado.

Los nombres de esas hijas

Josefa y Micaela, todavía resuenan débiles entre los archivos. No hay retratos, ni registros claros sobre sus vidas posteriores. Si acaso se presentaban como sobrinas era para proteger la identidad del cura y evitar escándalos.

Texto escrito por uno de los hijos de Miguel Hidalgo y Costilla

Así, por más de 200 años, esa posible descendencia permaneció como secreto a voces. Hoy, con nuevas búsquedas y documentos digitalizados, esa pieza incómoda del rompecabezas histórico vuelve a emerger. Revela la humanidad de Hidalgo: no un ser intocable, sino un hombre vulnerable, capaz de amar y de ser discreto por convicción o necesidad.

 

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