León, Guanajuato.- La noche cae sobre la colonia Las Arboledas, una de las más viejas de León, Las calles ya no tienen la misma vitalidad de antes, pero algo se mantiene suspendido en el aire. Literalmente. Un par de tenis viejos cuelgan de los cables eléctricos, girando lentamente con el viento, como si contaran una historia que nadie se atreve a repetir en voz alta.
A primera vista, podrían parecer solo eso: unos zapatos abandonados por alguna travesura. Pero en el imaginario colectivo del barrio, estos tenis colgados tienen peso simbólico. Son parte del paisaje urbano y al mismo tiempo un enigma colgado sobre nuestras cabezas. ¿Por qué están ahí? ¿Quién los puso? ¿Qué significan?
En Las Arboledas no todos quieren hablar del tema, pero todos tienen una versión. La más común —y la más oscura— es que los tenis pertenecieron a alguien que fue asesinado justo en esa esquina. “Esos eran del que mataron ahí, por eso los colgaron”, dice un vecino de mirada seria. No lo afirma con certeza, pero tampoco lo duda. Lo deja en el aire, como los zapatos mismos.
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Otra versión señala que este tipo de señales era utilizada para marcar puntos de venta de droga. No es una leyenda urbana exclusiva de León: en varias ciudades de México y del mundo, los tenis colgados han sido identificados como códigos del narcomenudeo, una especie de lenguaje callejero que avisa discretamente que en ese lugar se puede conseguir “mercancía”. Las autoridades locales no lo confirman oficialmente, pero tampoco lo niegan. En entrevistas pasadas, elementos de la Policía Municipal han comentado que si bien el significado puede variar, en algunas zonas sí han encontrado correlación con actividad delictiva.
Sin embargo, no todo en esta práctica tiene tintes oscuros. También hay quien dice que es una simple travesura juvenil. “Nosotros lo hacíamos nomás por jugar”, cuenta un señor ya entrado en años, recordando cuando él y sus amigos lanzaban tenis al cable como reto. La hazaña requería puntería, fuerza y mucha insistencia. El premio: una risa colectiva y un trofeo colgante.
Hoy, en 2025, esa práctica ha disminuido. En parte porque la vida en los barrios cambió, en parte porque ya no es bien vista. Los vecinos creen que genera mala imagen o incluso temor, sobre todo entre quienes no conocen el lugar. Las nuevas generaciones parecen más ocupadas en otras cosas. Sin embargo, la imagen persiste. Y cuando un par de zapatos aparece colgando, nadie los ignora.
Los tenis sobresalen contra el cielo oscuro o el atardecer nublado, casi como un poema visual. Algunos están amarrados con lazo, otros con las agujetas originales. Hay pares completos, y también uno que otro huérfano.
En Las Arboledas, los tenis colgados son historia, mito, advertencia o broma. Depende a quién le preguntes. Pero algo es seguro: no están ahí por accidente. Cuelgan como un eco del pasado, como un mensaje que solo entienden los que han caminado esas calles desde siempre. Y aunque los años pasen, mientras esos pares sigan flotando en el aire, seguirán hablando en silencio sobre lo que alguna vez ocurrió —o lo que todos creen que ocurrió— en ese rincón de León.
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