León, Guanajuato.- En el barrio de Las Arboledas, en León, las porterías no tienen red y el pasto brilla por su ausencia. Ahí, el futbol se juega sobre cemento, con las suelas desgastadas y los codos raspados. En esa cancha de piso azul encerrada por malla ciclónica, jugó de niño con cierta frecuencia un arquero que hoy viste los guantes del Club León: Óscar “El Gato” García.
El Gato no salió de una escuela europea ni de una academia de lujo. Salió de las retas. De las canchas del bulevar Delta y de las Arboledas, donde vivían sus familiares. De esas canchas donde el eco de los balonazos retumba entre árboles y bardas grafiteadas. Donde los jugadores se hidratan en la tienda de la esquina, comprando una bolsa de agua o una Coca retornable. Donde las reglas se negocian al grito y el respeto se gana atajando penales, no en conferencias de prensa.
"Ahí jugábamos, en la cancha del centro social de Las Arboledas", dijo David García, su primo hermano, en un comentario de Facebook con sus amigos que le preguntaban por El Gato, el nuevo portero del León. "¿Es tu primo? ¡Qué padre guey. A ver qué día vamos a verlo!", le contestó un amigo, interesado en ver jugar al portero que debutó en Primera División con un triunfo ante Chivas.
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Las Arboledas es una colonia con historia futbolera. Nacida en la segunda mitad del siglo XX, fue creciendo entre andadores de concreto, casas de colores vivos y familias trabajadoras. Ahí se aprende a jugar en la calle: entre postes eléctricos, banquetas rotas y bicicletas atravesadas que hacen de portería. Aquí no hay VAR ni árbitros, pero sí pasión, barrio y talento.
Las imágenes del lugar no mienten. El corazón del barrio late en esa cancha techada por el cielo, rodeada de muros pintados, árboles que dan sombra a los espectadores y un perímetro verde que la encierra como una joya urbana. A unos metros, calles con nombres musicales —como la calle Rossini— revelan un intento de orden dentro del caos de cables cruzados, coches viejos y fachadas color menta, naranja o rosa intenso. El barrio tiene identidad. Y también tiene futbolistas.
Ahí vivían los papás de El Gato. En esa colonia siempre se ha jugado futbol, en las calles. Ahí vivía ya grande de edad el futbolista Rafael "El Chepe" Chávez. Ahí los muchachos se divierten jugando futbol. Ahí El Gato llegó a jugar con sus primos y amigos.
Hoy, ese mismo arquero entrena en el Estadio León. Pero la esencia del futbol de niño sigue en sus reflejos. En cada lance, en cada grito bajo los tres palos, hay un pedazo del barrio, del bulevar Delta, de Las Arboledas. De esas canchas de cemento o de tierra, donde todos jugamos. De esos lugares donde aún se enseñan a jugar en la calle, como antes.
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