León, Guanajuato.- Sobre la calle Constanza, en la colonia Obregón, se levanta un homenaje monumental al Club León. Es el mural más extenso jamás pintado en honor al equipo esmeralda. Abarca toda una cuadra, de esquina a esquina, convertido en un auténtico “cuero gigante” donde está narrada, en pintura, la historia completa del club.
La obra es un testimonio visual de la pasión leonesa. En tonos sepia y ocres, imitando el cuero curtido que alguna vez definió la identidad de León, el mural despliega una secuencia cronológica de retratos, escenas y equipos completos que marcaron épocas.
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En una esquina, un barrilero y trabajadores curtidores rinden tributo a los orígenes humildes de la ciudad y del club. Al centro, el escudo clásico del León y una constelación de rostros que forman parte del Salón de la Fama Pasión León. Los retratos son precisos, intensos. Miradas que recuerdan campeonatos, derrotas, hazañas.
Ahí están plasmados nombres históricos como Antonio “Tota” Carbajal, emblemático portero mexicano, y figuras como Milton Queiroz “Tita”, Mario Díaz, Marcos Aurelio, Claudio “Diablo” Núñez, Nacho González, Burbano, Mena, Boselli y hasta leyendas actuales como Luis Montes, Elías Hernández o Ángel Mena. Todos pintados con trazo realista, con textura de piel, como si emergieran de la historia viva del club.
Destacan varias formaciones hist??ricas. Equipos campeones, jugadores legendarios, y una colección de técnicos, directivos y hasta cronistas que ayudaron a forjar la identidad del León.
Al pie de una de las cortinas metálicas, una placa lo resume todo: “Bienvenidos al Santuario Esmeralda”. Y remata:
“Para querer y respetar el presente, hay que conocer las raíces, conocer el pasado. Recordar es vivir, admirando a las personas que sintieron la camiseta verde y son causa, junto con los verdaderos aficionados, de la grandeza de la Institución esmeralda.”
Este mural no es solo pintura. Es un altar urbano. Una galería de memoria colectiva. Un lugar de peregrinación para los verdaderos fieles de la Fiera.
Quienes pasan por ahí no solo ven arte: ven historia, orgullo, identidad. Es un punto de encuentro entre generaciones. Una esquina de barrio convertida en archivo visual.
Y aunque no hay firma visible en cada tramo, se puede leer el trazo de quienes entienden que el fútbol no solo se juega en la cancha, también se juega en la calle, en los muros, en la memoria.
El mural de la calle Constanza no solo es el más grande dedicado al Club León. Es, sin duda, el más emotivo. Porque está pintado con historia. Y con amor.
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