León, Guanajuato En León los decomisos de droga se están volviendo tan repetitivos que ya parecen inventario de dulcería. Bolsitas transparentes, envoltorios acomodados por cientos, paquetes que caben en la palma de la mano pero que alimentan un mercado enorme. En lo que va de noviembre, la ciudad ha visto incautaciones que se cuentan por miles, literalmente miles, todos los días.
Durante la primera semana de noviembre, la Secretaría de Seguridad, Prevención y Protección Ciudadana aseguró 17 mil 271 dosis de droga. Sí, en siete días. El grueso fue marihuana —13 mil 601 dosis— pero la cifra que más llamó la atención fueron las 2 mil 675 dosis de cristal, todas empaquetadas en pequeñas bolsitas que parecen sacadas de un mostrador de golosinas. A eso se sumaron 995 de cocaína y piedra base.
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Las capturas van a la par del tamaño del problema: 1,952 personas detenidas del 2 al 8 de noviembre, de las cuales 333 fueron por la comisión de un delito. Más de la mitad de esos delitos están ligados al cristal: 177 personas cayeron por portar este estupefaciente, 66 por marihuana y el resto por diferentes tipos de robo.
Pero lo que se está volviendo un patrón casi diario son los distribuidores minoristas detenidos con cientos de envoltorios cada uno. No llevan diez, no llevan veinte: llevan bolsas repletas de paquetitos, a veces cerca de mil, transportados en mochilas, bolsas de plástico o escondidos en vehículos. La imagen se repite sin descanso: envoltorios blancos apilados como confeti, armas cortas al lado y, como detalle casi grotesco, un lápiz amarillo que siempre aparece en las fotografías oficiales para “dar escala”.
El 11 de noviembre, por ejemplo, la Policía Municipal aseguró un Volkswagen Jetta que parecía abandonado en la colonia Parque la Noria. Dentro había un arma, cartuchos y más de 4 mil dosis de droga: 2 mil envoltorios de cristal, 1,520 de marihuana y 900 de piedra base. Todo empaquetado del mismo modo: cuadritos de plástico perfectamente cerrados, idénticos, listos para la venta rápida.
Y no es un caso aislado. Cada día aparecen fotografías similares: decomisos de 100, 300, 800 y hasta 1,000 pequeñas bolsas, todas del mismo tamaño, con logos impresos, o simples pero prolijas. El cristal se distribuye como un producto de bolsillo, fácil de ocultar, fácil de mover, fácil de multiplicar.
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Mientras tanto, los operativos siguen produciendo capturas y decomisos: ocho armas de fuego retiradas en una semana, 29 vehículos recuperados (entre autos, motos y hasta un camión) y más de mil servicios de emergencia atendidos por Protección Civil y Bomberos. La ciudad sigue avanzando, pero el volumen del narcomenudeo deja claro que el reto es profundo: un mercado atomizado, veloz y abundante.
La Secretaría de Seguridad señala que continuará reforzando operativos y presencia en las colonias. Pero las imágenes son cada vez más reveladoras. En León, la droga ya se presenta en mostradores improvisados: cientos de pequeñas bolsas en fila, como si fueran dulces de feria. Y cada detención es un recordatorio de que, detrás de ese empaquetado aparentemente inocente, opera un negocio que no descansa ni un solo día.
