HISTORIAS DE LEÓN

“Veníamos a curárnosla con él”: recuerdos de un cantinero que aliviaba a sus parroquianos

Allí en la calle Héroes de la Independencia se encuentra uno de los bares más icónicos del Bario del Coecillo en León, allí atendía Don Aurelio Arrona un cantinero conocido como un vecino ilustre y por sobre todo un hombre siempre amable

Don Aurelio posando con un sombrero al estilo ranchero
Don Aurelio posando con un sombrero al estilo ranchero Créditos: Fotografía: especial
Escrito en GUANAJUATO el

León-. Don Aurelio Arrona era un señor de los de antes: educado, caballeroso, afable con la clientela, y hasta fiaba sabiamente. Fue un famoso cantinero del icónico bar: Salón Rojo en Barrio del Coecillo y en el vecindario así lo recuerdan.

Era una tarde en el Salón Rojo, las luces ya estaban encendidas, las icónicas puertas de vaivén de cantina en madera acababan de abrirse tras la cortina metálica. Al fondo un grupo de hombres disfrutaba del trago. Don Aurelio ya no está. Ese día los clientes más asiduos al bar, y sus hijos, se unieron para recordar episodios e instantes en vida del famoso cantinero.

De la sinfonola emergía una voz potente y suave, acompañada de un conjunto de mariachis: “traidoramente, tus labios rojos me mintieron con el desplante, de un corazón sin sentimiento” era la voz de Javier de Solís y una de las piezas que Aurelio más amaba escuchar.

Don Aurelio Arrona quien fuera dueño del bar Salón Rojo

“De boca en boca, le gustaba esa canción cuando estaba tomado, la ponía muchas veces, bueno… Tres… Cuatro veces, era muy difícil verlo muy tomado, aguantaba mucho” expresó uno de sus hijos: Joaquín Arrona.

Joaquín, quien se quedó a cargo de la icónica cantina del Coecillo, dijo que su padre tomaba hasta un litro y medio de tequila, eso, cuando rondaba los 40 años de edad. Su hijo lo recuerda como un hombre trabajador: “Más que todo me enseñó a trabajar, a saber, cómo era la gente, ya después él se encargaba de cobrar”.

Afuera, en el parque, sentado en una de las bancas de uno de los jardines del Barrio del Coecillo, Don Abel Ponce recuerda a Don Aurelio el cantinero como un hombre con modales, delicado en su trato, pues su frase siempre fue: “Buenos días, siempre sea de día, de tarde, buenos días a sus órdenes, era su frase de él”.

La clientela más asidua del bar Salón Rojo recordó con cariño a Don Aurelio Arrona

“Su hijo me enseñó a trabajar en la sastrería. Era sociable yo lo recuero que él trabajaba allí enfrente, antes de que fuera dueño de El Salón Rojo, él fue el cantinero del Cuatro vientos, ya son muy viejos esos bares, te lo digo sinceramente porque toda mi niñez la viví allí solo me que mis familiares vendieron y cada quien tomaron rumbos diferentes” recordó Don Abel Ponce

Don Aurelio Arrona, trabajó la cantina durante 46 años, una cantina icónica en la que los leoneses han asistido allí durante generaciones en el barrio del Coecillo. Su botana era reconocida por ofrecer papas cocinadas en aluminio y carne molida, y para finalizar ofrecía un caballito de tequila, dijo Abel: “para el desempance”.