León, Guanajuato.- En pleno bulevar Vasco de Quiroga, justo frente al Estadio León y a unos metros del Auditorio Mateo Herrera, hay un semáforo que se ha convertido en una trampa diaria para automovilistas, motociclistas y peatones. Un semáforo que —según denuncian ciudadanos— permanece casi dos minutos en rojo y apenas siete segundos en verde, una desproporción que nadie entiende y que todos padecen.
La escena es fácil de imaginar porque es constante, carros detenidos en fila larga, motociclistas zigzagueando para ganar unos metros, peatones esperando a que al menos un conductor respete el cruce peatonal. A eso hay que sumarle la hora pico, ese infierno cotidiano entre las seis y las ocho de la noche, es cuando el tráfico más termina atorado justo en este punto.
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El problema no es solamente la duración absurda del semáforo, sino el efecto dominó que provoca. El verde es tan corto que simplemente no alcanza. Los vehículos apenas arrancan cuando ya cambió a amarillo, forzando a muchos a decidir entre frenar en seco o “ganar el paso”. La mayoría termina acelerando, lo que los lanza directo hacia un cruce peatonal extremadamente transitado por corredores, ciclistas, estudiantes y visitantes del centro.
A diario se ve lo mismo: autos pasándose la luz preventiva, motos cruzando en rojo, peatones dudando entre esperar o aventarse. La mala señalización y la confusión de carriles complican todo aún más. De tres carriles se hacen dos sin una transición clara. La pintura está desgastada. Nadie sabe realmente quién tiene el paso. Y el semáforo, en lugar de ordenar, termina multiplicando el caos.
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Este cruce está entre los más utilizados de la zona, especialmente por las noches, cuando miles de personas cruzan hacia los restaurantes, el Estadio León, el Poliforum, la Calzada o el Centro de Negocios. Sin embargo, pese a ser un punto estratégico, el paso de peatones es uno de los más peligrosos de toda la zona hotelera.
Las quejas ya son numerosas en redes sociales: usuarios quejándose del semáforo “imposible”, ciclistas grabando cómo los rebasan aun con luz roja, vecinos denunciando los embotellamientos que se forman cada noche.
Lo que piden los ciudadanos es simple: revisión inmediata del semáforo, reprogramación del tiempo de luz verde y una correcta delimitación de carriles. Nada extraordinario. Solo evitar que una mala sincronización termine en una tragedia que todos ya ven venir.
