MARCHA GENERACIÓN Z

“Un mundo mejor”, pide una jovencita de mirada profunda que marchó con la Generación Z

La joven del paliacate amarillo: está harta, harta de la inseguridad, harta de que las madres salgan a buscar a sus hijos desaparecidos cuando el estado es quien se debe encargar de esta tarea, por eso fue a marchar, a gritar, a exigir. Está harta.

Escrito en GUANAJUATO el

“Estamos hartos los jóvenes…Queremos un mundo mejor”, dijo una joven con los brazos cruzados, con la voz pausada y con su espalda recargada en el muro principal del Ayuntamiento de León en donde se leían diversas exigencias pintadas en laca. Ella fue a la marcha para hacerse escuchar, junto a otros jóvenes, para gritar por lo que le preocupa en la época que le ha tocado vivir.

Se unió al contingente que marchó el sábado 15 de noviembre en la Marcha de la Generación Z. Se unió al hartazgo por la inseguridad que se viven en México desde hace ya varias décadas. Pero también por otros temas que le aquejan: la situación de los campesinos, hizo especial énfasis: en las madres buscadoras.

Ella tenía actitud apacible, aunque cubierta de la nariz y la boca, en sus ojos no se dibujaban arrugas ni una edad más allá de los 20 años. Era joven y como los demás encapuchados prefirió mantener su rostro en el anonimato con un paliacate amarillo.

La joven de cabello rojizo ocultaba su rostros detrás de la discreción de un paliacate amarillo  se unió a la marcha para exigir un mundo mejor

La encapuchada no dejaba de dirigir su mirada al lente de la cámara y no dejó de expresar por qué había asistido a la marcha de la llamada generación Z: “Miren a los del campo, cómo están ellos, también están pidiendo ayuda, se les paga bien baratos las cosa.

El sábado 15 de noviembre se realizó la marcha nacional Generación Z en donde se exigió justicia y  seguridad al Gobierno Federal

La joven alzo la voz, subió el tonó: “las madres buscadoras, ellas hicieron sus propios grupitos para buscar a sus hijos, ahí siguen buscándolos, ellas hallaron a todos los muertos que encontraron por Guadalajara, por Jalisco, por todos esos lugares. Es algo feo la verdad, no hay palabras”. Y luego guardó volvió a dirigir sus ojos a la plaza principal en donde no hubo vallas metálicas, ni granaderos.

“Las madres buscadoras, ellas hicieron sus propios grupitos para buscar a sus hijos, ahí siguen buscándolos” expresó la joven que, tras la discreción de un paliacate, acompañó a un grupo de jóvenes encapuchados que exigieron por un país con más seguridad, luego del asesinato de Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan, Michoacán, el pasado 1 de noviembre.  

En la plaza principal del centro de León no hubo barreras metálicas, ni granaderos despidiendo gases tóxicos, no hubo violencia solo reclamos de un puñado de jóvenes encapuchados preocupados por su futuro, por el futuro (el presente) de todos.