La tarde del sábado 15 de noviembre, alrededor de las 16:00 horas, se realizó en León, Guanajuato, una movilización que tuvo como rostro principal a jóvenes de la Generación Z. El contingente partió del Arco de la Calzada y avanzó por el centro de la ciudad hacia la Presidencia Municipal, exigiendo justicia, seguridad y un alto a la impunidad.
La manifestación formó parte del movimiento nacional convocado por jóvenes en distintos estados, quienes han encontrado en el espacio público un canal para expresar su frustración ante un país donde la violencia y el miedo se han normalizado. En León, aunque no se registraron incidentes graves, la movilización provocó cierres viales en el primer cuadro de la ciudad y una fuerte presencia policial.
Te podría interesar
Voces de la marcha
Las siguientes declaraciones fueron recabadas durante el recorrido. Todas pertenecen a jóvenes de la Generación Z que asistieron a la Plaza Principal
“La lucha de Carlos Manzo, ¿cómo la ves? Yo creo que era el mejor político de estos tiempos. Bien valiente, bien valiente.” — Casandra Delgado
“Se me hace triste porque él es de la generación de mi papá. Se convirtió en un mártir… y nuestra generación acaba de ver otro mártir que es Manzo. En este país da miedo luchar por la verdad y por la justicia. La mayoría somos negligentes porque tenemos miedo… el miedo nos domina como sociedad. Muchas personas no gritan, no vienen a estos lugares. Y aun así, gracias a Dios, hay gente manifestándose en Uruapan.
Carlos Manzo fue muy valiente. No se ve mucha gente así. Me enorgulleció como joven y me levantó a alzar la voz. Estoy manifestándome porque también estoy cansada. Me identifiqué con su lucha. Quiero un México libre.”
Estas voces capturan un malestar generacional: un hartazgo que combina miedo, indignación y una sensación de obligación moral. Para muchos jóvenes leoneses, la muerte de Manso no solo fue un golpe político, sino una chispa emocional.
¿Por qué protestaron los jóvenes en León?
La protesta en León se sumó a las movilizaciones que surgieron tras el asesinato del edil de Uruapan, Carlos Manzo, cuyo caso se volvió un símbolo de valentía y vulnerabilidad frente a la violencia. A esto se suma la percepción de inseguridad que atraviesa a la ciudad y el país, y un sentimiento de distanciamiento entre la generación más joven y las instituciones políticas.
León mostró el reflejo de lo que ocurre en el resto de México: jóvenes que crecieron entre crisis, noticias violentas y desconfianza institucional, y que ahora buscan recuperar un espacio para exigir justicia.
Lo que queda
El 15 de noviembre dejó claro que la Generación Z no solo está informada, sino dispuesta a ocupar las calles. La pregunta ahora es si las autoridades locales sabrán leer el mensaje: los jóvenes no están dispuestos a seguir callados.