León, Guanajuato.- El segundo día del Festival Internacional del Globo 2025 dejó una imagen contundente: León volvió a desbordarse. Desde antes del amanecer, prácticamente toda la orilla del Parque Metropolitano lucía ocupada. La costa de la presa parecía una larga fila continua de sillas, mantas, termos, cámaras y familias enteras esperando el despegue.
La gente llegó desde muy temprano
Niños con cobijas al hombro, parejas cargando café humeante y grupos de amigos buscando el mejor lugar para las fotos. Cada pasillo estaba saturado. No había espacio libre. El ambiente era animado y, a diferencia del primer día, más festivo. Se notaba: la gente venía a pasársela bien.
En el área de despegue ya no cabía un alma
Fotógrafos, tripulaciones y visitantes se amontonaban mirando hacia el cielo mientras los primeros globos empezaban a inflarse. Y de nuevo, las condiciones fueron favorables: prácticamente los 200 globos volvieron a despegar, coloreando el cielo de León con figuras, marcas, naves clásicas y globos tradicionales.
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Desde arriba de la presa, la vista era un mosaico de personas disfrutando. Desde el suelo, el espectáculo era otro: cientos de cámaras levantadas, familias posando con sonrisas, visitantes de todas partes tratando de atrapar el momento perfecto. El festival volvió a demostrar por qué sigue siendo uno de los eventos más concurridos del país: su capacidad para reunir a miles que quieren ver, sentir y vivir el FIG.
El día avanzó con un clima ideal. La brisa ligera, el cielo despejado y el ánimo colectivo hicieron que el ambiente se sintiera más cálido, más alegre. El sábado del FIG quedó marcado por esa sensación de multitud feliz, esa mezcla de tradición y turismo que año con año mantiene viva la magia del festival.
La postal final fue clara: León tuvo un sábado lleno, saturado y vibrante. Un día en el que los globos volvieron a conquistar el cielo, y la gente volvió a conquistar la orilla de la presa.