León, Guanajuato.- Cruzando la vía rápida del bulevar Bulevar José María Morelos en León, como quien navega por autopista: tres carriles definidos —alta, media y baja velocidad—, sin semáforos que rompan el ritmo. A una velocidad de 80 km/h, que es el límite. Los radares aparecen de vez en cuando para recordarlo.
El ambiente es tranquilo: el motor del auto susurra, el radio en bajo, otros conductores transitan en calma. De pronto, irrumpe una moto repartidora: escape cortado, cilindrada elevada, velocidad amplia; Pasa por la derecha, rebasando al resto, provocando un estruendo que se mete por los cristales. Ese ruido se siente como un puñetazo sonoro. La moto contamina el silencio, interrumpe una llamada, distrae al conductor al lado, retumba en la cabeza. En León, se volvió "normal" cruzarte con una moto ruidosa.
¿Por qué suenan así las motos ruidosas?
Porque alteran el escape: quitan (o modifican) el silenciador, lo que permite que los gases de combustión escapen con mayor volumen y presión.
Te podría interesar
Menos restricción en el oído del motor = más “rugido”.
También porque muchas motos entregan rápido, quieren destacar, generar presencia: ruido es visibilidad.
Pero el efecto es doble: afecta a quienes circulan tranquilos, y puede afectar la seguridad al distraer o sorprender.
Este tipo de infracción no es fantasía:
El Reglamento de Tránsito Municipal de León, Guanajuato prohíbe que los vehículos circulen “con aparatos que generen excesos de ruido” en el escape u otros dispositivos.
Por ejemplo, el artículo 10, fracción VI del reglamento de motociclistas estipula esa prohibición.
Además, reformas más recientes señalan que las motos con escapes alterados generan ruido que “afecta la paz de comunidades enteras” y será objeto de regulación.
En cuanto a sanciones:
Para vehículos en general, llevar el tubo de escape sin silenciador o en mal estado está tipificado en el artículo 20: “Un silenciador en el tubo de escape… que evite los ruidos excesivos e innecesarios.”
Para motociclistas específicamente: incumplir lo de “aparatos que generen excesos de ruido” se sanciona con multa equivalente a 2 a 4 días del salario mínimo vigente según tabla del reglamento.
Más allá del reglamento municipal, iniciativas estatales están en marcha para regular más estrictamente el ruido de motos y mototaxis en el estado de Guanajuato.
¿Cómo se da cuenta la autoridad?
A través de agentes de tránsito que pueden detener el vehículo y constatar que el escape esté modificado o genere ruido excesivo.
Medición de sonido o denuncia ciudadana: los vecinos se quejan de motos que “hacen escándalo”.
Verificación vehicular o inspección rutinaria donde se revisa el silenciador como parte de los requisitos.
En ese bulevar —espacio pensado para desplazarse con fluidez—, la moto con escape cortado actúa como una bomba acústica que interrumpe, contamina, distrae y genera riesgo. La norma lo contempla, la sanción existe, la autoridad puede actuar… pero el ruido sigue, porque la cultura de la modificación y el “quedar bien frente al tránsito” aún gana terreno.
