León, Guanajuato.- Carlos Calderón no vive del pasado. Vive del balón. A los 25 años, el futbolista leonés conocido como “Calde” dejó atrás las canchas profesionales, pero no abandonó el oficio. Se reinventó. Hoy es talachero, vive del fútbol amateur y también se convirtió en parte del fenómeno digital deportivo: forma parte del cuerpo técnico y del plantel de Guacamayos FC, el primer equipo de creadores de contenido en León, Guanajuato.
Su historia no cabe en el molde típico del “ex jugador”. Porque él no es un ex nada. Sigue jugando, compitiendo y cobrando cada vez que entra a la cancha.
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Un profesional sin reflectores
Su carrera comenzó temprano. “A los 19 jugué en varios equipos de tercera división aquí en León. Luego doy el brinco a Segunda División Serie B con San Miguel de Allende y un equipo de San Luis. A los 21 subí a Segunda División Premier, donde estuve casi cuatro años con Mineros de Fresnillo, Azores Hidalgo, Playa del Carmen e Inter Querétaro”, cuenta Calde.
No llegó a Primera División, pero jugó en estadios grandes, con más de 15 mil personas, enfrentó rivales fuertes y entendió lo que significa ser futbolista profesional en México: hambre, viajes eternos y presión emocional.
Más allá del físico, Calde insiste en que el mayor rival en el fútbol es la mente. La presión no se ve, pero pesa. “El fútbol es un deporte súper competitivo. Te grita la tribuna, el entrenador, hasta tus propios compañeros cuando no salen las cosas. Si no tienes cabeza, te quiebras. Yo aprendí que lo más importante siempre es la siguiente jugada: puedes cometer un error, pero en la que sigue puedes meter el gol de tu vida”, dice.
Explica que incluso en categorías profesionales la exigencia llega a desgastar: “Hay días con doble sesión, cargas muy pesadas y tensión mental constante. Necesitas trabajar con psicólogo, con nutrición y aprender a no dejarte llevar por las emociones”. Para él, el fútbol sin control emocional no existe.
¿Qué es un talachero?
En el fútbol mexicano, un talachero es un jugador contratado para reforzar equipos en ligas y torneos locales. Cobra por partido. No tiene contrato. Su talento es su currículum.
“Sí, me pagan por jugar. Entre semana y fines de semana tengo varias talachas. En algunos ranchos nos apoyan económicamente. He llegado a ganar 4 mil pesos por partido”, confiesa .
Mientras para muchos el llano es casualidad, para él es trabajo.
El gol que lo puso en portadas
Calde no necesita recuerdos inventados. Los tiene.
“Metí un gol de chilena y salí en portadas del Estado de México. Fue con Azores Hidalgo en Segunda División. Ese día sentí que todo el sacrificio valía la pena”, cuenta .
De la cancha al contenido
Hoy, además del fútbol llanero, Calde encontró otra cancha: las redes sociales. Empezó a crear contenido y su historia conectó con miles de futboleros reales: sin lujos, sin filtros, sin mentiras.
Eso lo llevó a integrarse a Guacamayos FC, el primer equipo de creadores de contenido nacido en León. Ahí encontró su presente. Juega, entrena y produce contenido.
Disciplina o nada
A los jóvenes no les vende humo barato:
“Prepárense y disciplínense. El fútbol es hermoso, pero exige compromiso”.
Calde no persigue fama. Persigue constancia. No está en la Liga MX, pero vive del fútbol. Y en un país donde el deporte suele abandonarte rápido, él decidió no rendirse.
Su carrera no va en descenso. Solo cambió de cancha.