León.- El desperdicio de agua potable es una acción que perjudica a la sociedad y al ambiente, pero también pega directamente en el bolsillo de quien incurre en esa falta, que siempre es grave pero más en esta temporada de extrema sequía y cuando ya se llegó al extremo de limitar el consumo a cerca de la mitad de los leoneses.
El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (Sapal) tiene estipulado un tabulador de multas, de acuerdo con su reglamento publicado en el Periódico Oficial del Estado en su última reforma el 11 de marzo de 2022.
Las sanciones son severas, pues el organismo operador del agua en León pretende concientizar a los consumidores dándoles donde más puedan aprender la lección de ahorro, y que entiendan que cuidar el agua también les ayudará a cuidar su economía.
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Para detectar a los infractores, Sapal confía en que los ciudadanos hagan la denuncia correspondiente cuando vean a la vecina regar la banqueta, al taxista de la esquina lavar el auto a manguerazo, o simplemente dejar las llaves abiertas y dejar que el vital líquido forme un arroyo en la calle.
Los reportes hay que hacerlos a los números 073 o al 477-788-7801, o bien mediante las redes sociales del Sapal. La denuncia ciudadana está prevista en el artículo 278 del mencionado reglamento.
Mejor ahorre
El reglamento de Sapal considera, en su artículo 285, al desperdicio del agua como una de las causales de multas.
En el artículo 286 se cuantifica el costo de estas sanciones económicas. Varían según el tipo de toma que tenga el infractor.
Se divide en consumo: doméstico, comercial, industrial y mixto.
Un usuario doméstico que desperdicie el agua se expone a una multa de 35 a 50 UMA, que equivalen a 3,800 a 5,428 pesos.
Para los usuarios comerciales, las multas por despredicio van desde 7,600 a los 10,857 pesos.
Usuarios industriales, de 18,457 a 21,714 pesos.
Y para los usuarios mixtos, va de 4,560 a 5,428.
Esas multas se aplican directamente en el recibo del agua del mes siguiente al que se confirma la falta.
Lo más grave del desperdicio, más allá de la pena económica, es convertirse en uno de los causantes de que León llegue al llamado “Día 0”, en que se agotarán las reservas hídricas de la ciudad.