LOCAL

De empleado a maestro del retrato: la inspiradora historia de un pensionado leonés

Un artista con 48 años de experiencia transforma la Plaza Principal en su galería al aire libre

Dibujante
DibujanteCréditos: Gustavo Carreón
Escrito en GUANAJUATO el

León, Guanajuato.- En un rincón de la Plaza de los Mártires del 2 de Enero (Plaza Principal), en el corazón de León un pequeño banquito sostiene la historia de casi medio siglo de pasión. Ahí, bajo el cielo despejado y el bullicio de la ciudad, se sienta Juan Martínez Alvarado, un artista de 68 años que, con un lápiz y su talento, captura las emociones y los rasgos únicos de quienes se atreven a detenerse frente a él.

Dibujante Juan Martínez Alvarado Foto: Gustavo Carreón

Con 48 años dedicados al dibujo, Juan ha hecho de la plaza su galería personal. “Me gusta mucho estar aquí porque la gente pasa, se acerca curiosa, y cuando terminan de ver su retrato, esa reacción es lo que más disfruto. Es como si mi trabajo les devolviera algo más que su imagen: una parte de sí mismos”, comparte, mientras ajusta su caballete.

La pasión por dibujar le llegó de niño, inspirado por su hermano mayor, quien también dibujaba. “Lo veía y me fascinaba lo que hacía. Un día agarré un lápiz, intenté imitarlo, y ya nunca lo solté”, recuerda con una sonrisa.

Dibujos a lápiz Foto: Gustavo Carreón

El dibujo de retratos se convirtió en su especialidad, aunque también domina la caricatura, un arte que perfeccionó con años de práctica. “Al principio me costaba mucho hacer caricaturas de niños, porque son los más exigentes, pero le eché ganas, y ahora las hago en minutos”, comenta orgulloso.

Su vida de artista no se limita a la plaza principal. Juan viaja a ferias y festivales en lugares como San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo y hasta la Feria de Texcoco. Allí, vendió su retrato más caro: una cartulina con las caras de 15 personas que le valió 3 mil pesos. “Fue un trabajazo, pero ver la satisfacción de esa familia lo hizo valer la pena”, dice.

Dibujos a lápiz Foto: Gustavo Carreón

Para Juan, el dibujo es más que un oficio: es alegría, es vida. “Hacer lo que me gusta todos los días es lo que me mantiene aquí. Dibujar me da mucha paz”, reflexiona. Y cuando le preguntan por su consejo para los jóvenes que dudan en perseguir su pasión, es claro: “Que le echen ganas y practiquen. El éxito llega con el tiempo”.

Dibujante Juan Martínez Alvarado Foto: Gustavo Carreón

Ahora, en su retiro como empleado de un restaurante, dedica sus días a lo que siempre soñó. “Voy a dibujar hasta que Dios me lo permita”, afirma con convicción, mientras el lápiz en su mano sigue trazando historias en papel.

 

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