León Guanajuato.- Ubicada a un costado del distribuidor vial Juan Pablo II y cerca del concurrido Centro Comercial Altacia, la Bandera Monumental de León alguna vez fue un símbolo imponente de identidad y orgullo nacional.
Fue izada por primera vez el 17 de mayo de 2013, bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto, y con la presencia de Bárbara Botello Santibáñez, entonces presidenta municipal de León, ambos representantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Este despliegue de patriotismo respondía al programa "Banderas Monumentales", instaurado por el expresidente Ernesto Zedillo, que buscaba reforzar los lazos nacionales con estas banderas en ciudades estratégicas del país.
En ese momento, el izamiento de la bandera no solo fue un acto protocolario, sino también un recordatorio de la historia compartida y del orgullo mexicano. Sin embargo, han pasado varios años desde entonces, y esta bandera de más de 50 metros de altura y una envergadura que la convierte en la más grande de León se ha convertido en un símbolo olvidado. Desde hace más de un año, la bandera permanece sin ser izada, sin ondear en los aires y sin cumplir su propósito como emblema visible de unidad y patriotismo.
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Este abandono ha generado críticas y reflexiones en la comunidad leonesa, donde los ciudadanos se cuestionan el papel que la Bandera Monumental debería tener en la actualidad. Dada la situación política en el estado de Guanajuato, gobernado actualmente por el Partido Acción Nacional (PAN), y en el municipio de León, también bajo una administración panista, surge la pregunta de si el desinterés por mantener la bandera izada tiene tintes políticos. ¿Es el olvido de este emblema un simple descuido, o refleja una falta de continuidad en los proyectos y símbolos implementados por gobiernos anteriores de un partido diferente?
La Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales no obliga a mantener la bandera izada en todo momento; sin embargo, la ausencia prolongada de este símbolo en el cielo de León deja una estela de cuestionamientos. Aunque la ley no prohíbe que una bandera monumental permanezca sin ondear, la falta de mantenimiento y la ausencia de una presencia constante contrastan con el compromiso que representa para la ciudadanía. No son pocos los que se sienten decepcionados, considerando que en otras ciudades las banderas monumentales se mantienen con orgullo, siendo izadas en ocasiones conmemorativas y exhibidas con el respeto que simboliza a la nación.
En un país donde los símbolos patrios tienen un significado profundo y donde la bandera se convierte en representación de unidad e identidad, el desinterés por mantenerla visible resulta desconcertante. La Bandera Monumental de León, alguna vez un punto de referencia y un símbolo de orgullo, hoy parece ser tan solo un elemento de infraestructura sin función, relegado a la indiferencia. La pregunta, entonces, no solo es por qué esta bandera ya no ondea en los aires, sino también qué implicaciones tiene este descuido para la identidad colectiva.
La historia de esta bandera, izada con entusiasmo en 2013, bajo una administración que buscaba reforzar los valores patrios en una era de transformaciones políticas, parece haber quedado en el pasado. Los leoneses, ante esta falta de continuidad, miran con escepticismo un futuro donde las promesas de unidad nacional pueden parecer desvanecerse tan fácilmente como una bandera que ya no ondea en los cielos de León.
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