HISTORIAS DE LEÓN

Historia de un padre: El hombre dragón del bulevar Saavedra lanza fuego por su hija

Moisés es un padre de familia que optó por arriesgarse a ser tragafuegos en el bulevar Cervantes Saavedra en donde arroja diésel por la boca para ganar dinero, pero lo hace por su hija mayor a quien le diagnosticaron cáncer de huesos

Moisés hace todo lo posible para comprar los medicamentos de su hija , que tuvo cáncer en los huesos
Moisés hace todo lo posible para comprar los medicamentos de su hija , que tuvo cáncer en los huesosCréditos: Fotografía: EloyJaphet Esquivel Vázquez
Escrito en GUANAJUATO el

León-.  El semáforo se puso en rojo y de pronto, para romper la rutina de los automovilistas, apareció el dragón del bulevar Saavedra escupiendo una gran columna de fuego que se alzó frente a su rostro. Moisés Ulises expele el diésel para ganar dinero y poder pagar los gastos de su familia y de su hija a quien le amputaron una pierna.

Moisés relató a La Silla Rota que él tenía un trabajo estable, pero un problema de salud que tuvo su hija requirió toda la atención posible, por eso sale a los semáforos como tragafuegos: “Echándole ganas, sí me sale bien el día, practicado un rato estando nomás a que no se me regrese el aire y que me salgan bien los flamazos para que sea válido el trabajo, para que de buena voluntad, lo que gusten, me puedan apoyar algo, solamente así me va bien”.

 A su hija mayor le encontraron un tumor en uno de sus pies, Moisés asistió periódicamente a una clínica del IMSS para saber más acerca del problema, pero todo se complicó: “La llevamos a que la checaran, no sabíamos si era bueno o maligno, una semana antes de la cita fue con sus primas a una lunada para León I en la noche nos enteramos de que se había resbalado y se quebró su pie donde tenía el tumor y le provocó cáncer de hueso, tiene 12 años estaba en su etapa de la juventud”.

Moisés Rosales escupe diésel que al contacto con el aire logra lanzar fuego

Con las manos aceitosas, dio muestra de que el diésel no prende dentro de la botella pues requiere del aire para su combustión, explicó que esta actividad riesgosa para él le permite estar más tiempo con su familia.

“Tengo la necesidad, tengo a mi hija recién operada, me le amputaron un piecito, ahorita tengo medio año que me la entregaron, necesito medicamentos que comprarle, la llevo al seguro y ocupa pastillas para el dolor, y pomadas que no sé cómo se llaman” contó Moisés.  

 El dragón del Saavedra también asombra a los automovilistas en La Antorcha en la salida a Lagos de Moreno, todas las ganancias se administran en su hija y sus otros tres hijos pequeños, todavía en pañales: “Sí se ponen bien, como un gasolinero, me aviento el turno del medio día, le ando sacando unos 550 pesos, es lo menos que me ando llevando, son 4 horas las que ando chambeando a lo mucho, o 5 horas, eso es más de lo que me aviento”.

 Escupe fuego y pasa a las ventanas para recoger las ganancias de su espectáculo callejero, a cada cierto tiempo se enjuaga la boca con agua: “Me lo gano y así me lo gasto luego luego, finalizando este año me acomodo, en cuanto se calme eso de que ya no tenga tantos cargos, las medicinas, le estoy dando para su escuela”.

Un espectáculo riesgoso

 Moisés sabe que el aire en contacto con el combustible es algo demasiado peligroso, pues el viento puede devolverle el fuego a sus ojos, a todo su rostro causándole graves heridas: “Tengo que estar bien al tiro porque yo voy atrás del aire, el aire si va para todos lados, está loco, si lleva más fuerza debo de seguirlo porque sino se me regresa y me quema tengo que estar bien pendiente en el aire nomás”.

Moisés agradece a su suegro quien lo apoya con los traslados de su hija al hospital, pero dice sentir vergüenza: “más que nada estoy juntando para un transporte para llevarla y traer y más que nada eso tengo eso de mi niña, gracias a los patrones, a Dios, a lo que sea me sale para lo del día, no me gusta el malandrismo, todo honradamente”.

Con movimientos con las manos y la cabeza parecía que dominaba el fuego a su antojo, el dragón del bulevar Cervantes Saavedra y la calle Coahuila busca alguna buena voluntad, pues el objetivo de sus ganancias son sus hijos.