León-. En León existen lugares para comer, recintos especiales que los leoneses se guardan en secreto, y de los que no se dice su ubicación, incluso, se les tiene un nombre en clave como Doña Pelos. Ya sean cafés, cenadurías, loncherías, fondas, restaurantes y puestitos, todos tienen un lugar en el paladar y en el corazón.
Cada uno de estos lugares tiene algo en especial, aparte de la comida, es la calidad de la atención que se brinda al comensal, además, no hay que hacer largas filas para esperar una mesa, otros están escondidos y, sin importar su ubicación, la asidua clientela sabe que ahí están como lo es Café Libanés, ubicado en un pasaje entre las calles 5 de mayo y pasaje catedral.
Luis Alegre compartió en un programa de El Pípila que: “Hace 40 años todos cafeteaban en el café condensa”, sin embargo, en la zona centro de León había otras opciones, había otro cafetín destinado para compartir la amistad y las conversaciones cotidianas entre amigos, como el Café Libanés al que había que tocar la puerta.
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El periodista y cronista de la ciudad Luis Alegre dijo que los leoneses tienen lugares discretos, especiales, como una especie de tesoros culinarios resguardos para si mismos o para ciertas personas: “El primer punto para que lo digas a nadie, tú le pones tu propio nombre. Es de León de toda la vida que cada quien tenga sus lugares como secreto para comer, cenar, almorzar”.
“El primer punto para que lo digas a nadie, tú le pones tu propio nombre. Es de León de toda la vida que cada quien tenga sus lugares como secreto para comer, cenar, almorzar” dijo Luis Alegre, cronista de la ciudad.
Con el paso del tiempo estos recintos culinarios se volvieron reconocidos, pero para algunos leoneses son un gran hallazgo culinario, como los famosos desayunos de Las monjas en Bulevar Venustiano Carranza al sur de la ciudad, o los desayunos de La Estación, en los que ofrecen guisados de bistec y chorizo (acompañados de guarnición de frijoles y tortillas hechas a mano), además de un chicharrón apto solo para los amantes del picante.
Luis Alegre explicó que a estos lugares se acude con el fin de reservarse, para tener un momento de descanso y recomponerse. Otros establecimientos recuerdan al pasado y forman parte de la nostalgia del León de antes como las tortas a la plancha de Vicinios Tortas o los tamales de cochinita pibil en el Chacmool Yucateco en La Martinica.
“Es el lugar al que no llevaría a nadie, son mis tortas” compartió Luis Alegre sobre el gusto de cenar en los Antojitos Tebel en la calle Coahuila cerca de la Arbide, en donde se ofrecen tostadas de lomo con una salsa especial.