León.- Brisas del Campestre es una colonia con graves problemas de tejido social, delincuencia, carencias de servicios, y la más alejada de la mancha urbana de León, en la que viven 70,000 personas en un entorno de deterioro. Compraron sus viviendas “por lo económico”, pero no previeron las consecuencias de la inaccesibilidad.
Recientemente, una serie de asesinatos relacionados con robos y con venta de drogas ha agravado la situación, pues las familias están expuestas a presenciar y a ser víctimas de crímenes por situaciones que les son ajenas.
Muchas personas mejor han abandonado sus casas, lo que aumenta el riesgo para los vecinos que ahí siguen, pues las fincas solitarias se convierten en posible refugio de malvivientes.
Hay una esperanza ante esto, gracias a la labor que desarrolla una empresa que se ha dado a la tarea de hacer de Brisas del Campestre un sitio habitable, de convivencia, seguro y digno para las familias. La compañía Bigen se ha encargado de gestionar servicios básicos, como escuela, regularidad en el agua potable, transporte, insistir en patrullajes policiacos, además de organizar actividades para los vecinos, como cursos y torneos deportivos. Además, se ha enfocado en un proyecto de reforestación, que bastante falta hace en esa zona donde se tumbaron cientos de mezquites para urbanizar.
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Lourdes Ramírez, quien funge como enlace de la empresa y el comité de colonos, es la persona que encabeza las labores de integración social y gestoría ante las autoridades, apoyada por la presidenta del comité vecinal, Carmen Fuentes Vieyra.
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Activos desde la madrugada
Vivir en Brisas del Campestre implica tener, entre otras necesidades, la de un transporte eficaz y suficiente. Quienes trabajan en el centro tienen que comenzar su día a las 5 de la mañana o antes. A la colonia llegan 3 rutas de transporte público, que son la 05, la 92 y la 83 (esta última, recientemente en tendencia porque al chofer de uno de los camiones se le ocurrió la gracia de identificar a la colonia como “Brisas de la muerte”).
Son insuficientes los camiones urbanos que dan servicio a las 70,000 personas que, según las estimaciones de Lourdes Ramírez, viven en la zona. Brisas del Campestre se edificó en 17 etapas, de las cuales solamente 12 han sido municipalizadas. Es decir, hay otras 5 que no son elegibles para dotarlas de servicios básicos en tanto el fraccionador no cumpla con los trámites.
Filas y filas de edificios multifamiliares se alinean en el fraccionamiento, el más retirado de León, al que se llega pasando el bulevar San Juan Bosco, ya en la carretera a Lagos, y todavía varios kilómetros hacia adentro, por la prolongación del bulevar Morelos. Se pasan las colonias Paseos de las Torres, Urbi Villas del Roble y El Árbol, ya de por sí alejadas, y todavía el camino continúa.
Tan lejos están, que empresas de Aguascalientes han acudido a Brisas del Campestre para reclutar personal. Varios vecinos fueron contratados y diariamente pasa por ellos el transporte a las 5 de la mañana para llevárselos. Es gente que desde las 4 tiene que estar activa, y lo mismo quienes trabajan en León pero en el otro extremo de la ciudad; hay que madrugar para alcanzar el camión urbano.
Sin escuelas
La inmobiliaria VGI ofreció, al empezar el desarrollo de ese proyecto inmobiliario, que habría albercas para las secciones de condominios. “Tu casa en un parque acuático”, decía la publicidad de la constructora, llamada VGI por las iniciales de sus dueños: Valente, Guillermo e Ismael. Los dos primeros, Aguirre Meza; el tercero, Plasencia Núñez.
Los primeros vecinos comenzaron a llegar hace unos 8 años. Les tocó amplitud, frescura y aire libre, incluso una gran arboleda que poco después sería derribada para un terreno en el que habría canchas, pero que hasta hoy es un enorme baldío, foco de calor y de suciedad.
En cuanto a educación, las familias tienen la opción para que los jóvenes asistan a la preparatoria en el Bachillerato Bivalente Militarizado, que está a la entrada de Brisas, pero lo que más les urge es donde los niños puedan cursar educación básica y preescolar.
Hace apenas 3 semanas que fue inaugurado un kínder, en el circuito Brisa de Ovar, pero que tampoco es suficiente pues apenas tiene un turno y la directora, Ana Cristina Flores, no puede hacer más con los pocos recursos de personal y de infraestructura con que cuenta.
No hay tampoco un centro de salud; el más próximo lo tienen en la colonia La Ermita
Van al rescate
Nunca hubo el prometido parque acuático. Ya mucho batallan los habitantes para que el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León les brinde el servicio continuo; tampoco hay caseta de vigilancia, aunque sí hay patrullajes regulares por parte de la Policía Municipal.
Sin embargo, intervino una empresa privada que se dedica a arreglar el entorno de los fraccionamientos. Lourdes Ramírez, representante de la compañía, explicó que la forma de trabajar es haciéndolo de la mano con los vecinos, a través de la presidenta del comité de colonos, Carmen Fuentes Vieyra.
Bigen, como “administrador condominal”, ha detectado las necesidades y les da seguimiento, fomentando la integración vecinal. A los que tienen mascotas les hablan de la necesidad de ser dueños responsables; se habla del reciclaje y separación de los desechos, de ahorro de agua, y se promueven actividades lúdicas para niños.
Así, han logrado que la gente se involucre en los talleres domésticos, en los torneos infantiles de futbol, en las gestiones ante las autoridades para tramitar servicios, y que acuda a las exposiciones que son promovidas, como una que recientemente montó el Instituto Cultural de León.
La limpieza de baldíos y el deshierbe de áreas comunes, así como el barrido en aceras y campañas para que la gente tenga aseado el frente de su casa, parece que comienzan a dar resultado. Los problemas de inseguridad no han descendido, pero las promotoras están cimentando la base para que los habitantes adquieran un sentido de pertenencia con el fraccionamiento, que se interesen en verlo ordenado y digno para sus hijos y para ellos mismos.