León.- Ya llegaron ellas. Desde las 2:30 de la tarde, vistiendo la ropa que quisieron, sin miedo a ser acosadas o agredidas, amparadas por el Día Internacional de la Mujer de la violencia de género que diario viven en las calles, alrededor de 20,000 leonesas tomaron las calles en un ejercicio histórico de protesta en contra del machismo.
Todavía faltaban 3 horas para que la marcha convocada por las colectivas Demonias y Felinas comenzara, pero desde temprano, en las calles del Centro, las mujeres portando pañuelos en la muñeca y blusas rosas y moradas ya anunciaban lo que se estaba por venir y que nadie se imaginaba: una manifestación jamás vista en León.
A las 4:30 desde los edificios del Centro se escuchaban en las calles voces femeninas riéndose y platicando. En contingentes de 30 personas caminaban sobre la Pedro Moreno hasta el Arco de la Calzada listas para unirse a sus compañeras que las esperaban.
Te podría interesar
Ahí, debajo del arco, la anticipación contenida estaba a punto de estallar. Agitadas por la emoción de lo que estaba por comenzar, miles de mujeres comenzaban a moverse dentro de la plaza, de un lado a otro, esperando el “banderazo feminista” para arrancar.
Te podría interesar
Explotó y, lo que hoy se convierte en historia para León, comenzó. “Mujer escucha, esta es tu lucha” gritaron a todo pulmón. Cada paso que dieron, cada consigna que gritaron no fue suficiente catarsis suficiente para descargar el hartazgo de la violencia de género y expresar la emoción de marchar juntas como hermanas hacia un miso destino: una vida sin miedo.
“No nací mujer para morir por serlo”, se leía, entre muchas otras cosas, en los carteles y pancartas repletos de nombres y rostros de desaparecidas y muertas por feminicidio.
Por las que no están
Recordaron a Nadia, la estudiante de la Ibero León; a Lupita, desaparecida y asesinada por su pareja en San Felipe; a Abril, Claudia y Joseline, leonesas asesinadas en febrero; y decenas de mujeres más que no pudieron marchar porque fueron víctimas de feminicidio o desaparición. Faltaron muchas.
El sol ardía, pero en ningún momento venció a las feministas. Niñas, niños, jóvenes, madres y abuelas marcharon sobre López Mateos para, al llegar al Parque Hidalgo, doblar sobre la misma vialidad de regreso al Centro y terminar la concentración en la Plaza Principal, frente a Presidencia Municipal.
Ahí comenzaron realizando un pase de lista por todas las víctimas de feminicidio y desaparición para concluir con el ejercicio solicitando un minuto de silencio. Con los puños en alto, embargadas de la emoción de donde estaban y por qué estaban ahí, recordaron a las que no están.
Canciones de un concierto en vivo realizado por artistas locales y alegría inundaron la marcha, hasta que el grupo del Bloque Negro (grupo feminista dedicado especialmente a la intervención de monumentos y edificios para su re significación a través de la pintura) enardeció a las manifestantes.
Queman Presidencia de León
Después de subirse a las ventanas de presidencia para pintar sus muros y pegar en las ventanas las imágenes de las desaparecidas, intentaron romperlas. Lo anterior llamó la atención de las participantes que las animaron a continuar con el acto que causó división entre las manifestantes.
La vocera del colectivo Demonias, pidió a las compañeras del Bloque Negro detenerse, pues recordó que en el evento participaban madres embrazadas, mujeres con discapacidad y niñas que podrían encontrar difícil retirarse en caso de que hubiera una estampida o descontrol ante la llegada de policías.
Su intervención funcionó unos minutos, pero ante las exclamaciones de “ella me representa” y “sí son formas” de las manifestantes que animaron a sus compañeras del Bloque Negro, continuaron.
En el escenario tocaron “Canción sin Miedo”, himno feminista, al tiempo que las mujeres se iban dispersando de la marcha y abandonando la Plaza Principal tras respirar gas recién lanzado por las chicas del bloque negro. Los ojos ardían y la garganta picaba, pero aún así varias se quedaron. Observaban cautivadas por el fuego cómo las compañeras, enfadas y en protesta, rompían los vidrios de presidencia y quemaban los muros.
No se cansaron hasta lograrlo. Les costó alrededor de 30 minutos romper el cristal, y no se detuvieron hasta después de que un cuerpo de bomberos integrado por 3 personas les disparó un chorro de agua.
Así, empapadas, pero ya con 50 manifestantes continuaron protestando. Encendieron una fogata y bailaron alrededor tomadas de la mano.
Así trascendió la marcha del 8M en León, Guanajuato. 20,000, como nunca antes visto, alzaron la voz al unísono. Ellas llegaron para quedarse.
PR