León.- La colonia Andrade es, quizá, la única en León cuyos diseños de arquitectura nos remiten a una época precisa. En ella, a diferencia del resto de los fraccionamientos en León, todas sus fincas armonizan unas con otras, todas diferentes entre sí, pero siguiendo un estilo urbanístico que en su tiempo fue de vanguardia y que hoy se mantiene sobrio y elegante.
Esas creaciones surgieron de la mente creativa del arquitecto Agliberto Llamas, quien en su restirador plasmó los trazos de viviendas, edificios empresariales, bancos y hasta del templo de San Judas, en el corazón de la Andrade. Con ellas llegaba a León la corriente del modernismo. Todas las imágenes empleadas en la presente nota son tomadas de la cuenta de Instagram agliberto_llamas.
Las formas refinadas compaginan funcionalidad y belleza, y esa fue la apuesta del arquitecto Llamas Jiménez (1930-1987) para hacer de León una ciudad agradable, elegante, moderna y alegre.
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Hay varias obras emblemáticas de ese estilo dispersas en la ciudad. En el centro está el edificio “de Bancomer”, originalmente concebido por Llamas para el Banco de Comercio del Bajío, y hoy BBVA, pero siempre sirviendo para sucursal bancaria, desde su creación en 1967.
O el “Edificio de las Cámaras de Comercio” (1966), que abría a la innovación estética la zona de la Gran Avenida, hoy bulevar López Mateos.
Pero la obra más notoria para los ciudadanos es irónicamente la inconclusa Torre Andrade. Sus 11 niveles para vivienda vertical y uso comercial eran, en 1984, todo un proyecto ambicioso y de gran lujo. El fallecimiento del creador y situaciones económicas hicieron que lamentablemente permaneciera como hasta ahora, un coloso gris apenas ocupado en unos cuantos locales. Fue esa la causa de la suspensión, y no la leyenda de la “varilla radioactiva”.
La historia del “Penthouse”
A la que sin duda muchos leoneses llegaron a entrar y que ahora recuerdan con nostalgia, es la construcción de la esquina de las avenidas Américas y Roma, en la Andrade. Ahí estuvo por casi 50 años el tradicional minisúper “Penthouse”, de don Pepe González.
Desde una pluma Bic hasta los más exóticos ultramarinos, los tenía el señor González. Vinos y licores de todo tipo y exclusivas golosinas, así que de diversos puntos de la ciudad llegaba la gente para avituallarse. Sin embargo, luego de un largo pleito por el arrendamiento, los propietarios del local lo sacaron el 21 de julio de 2011, una triste tarde lluviosa en la que la mercancía se mojó.
No hubo arreglo con los dueños, que eran descendientes del propietario original, Candelario Collazo.
En ese mismo edificio, creado en 1964, don Agliberto Llamas tenía su taller de arquitectura y su vivienda. Desde ahí vio crecer la colonia a su alrededor, pues esa fue una de las primeras fincas en el fraccionamiento, que ya marcaba rumbo a la identidad arquitectónica de León.
A partir de ahí, las casas de la propia avenida Roma, la Viena, la Praga, la Oslo (aquí experimentó con un sistema constructivo con estructura en acero, como prototipo para acortar los tiempos de construcción), etcétera.
Se extiende por la ciudad
Hay también algunas viviendas señoriales que en las colonias Arbide y Jardines del Moral tienen la firma de Llamas Jiménez, los trazos horizontales característicos y sus amplios toques de vidrio, que resultaban en interiores frescos e iluminados. En el Moral, una de las bellas edificaciones fue derribada para levantar un centro comercial que hace poco se inauguró en la esquina de avenida Guanajuato y Volcán.
Pero no solamente construyó casas para gente de alto poder adquisitivo, sino que también desarrolló un proyecto de vivienda hexagonal para la clase obrera, cuyo prototipo se construyó en la colonia Acrópolis, aledaña a la Andrade.
A pesar de su temprana muerte, en un lamentable accidente carretero cuando venía de inaugurar una de sus obras en Aguascalientes, Agliberto Llamas Jiménez dejó una huella tangible para su generación y las de épocas posteriores.
cv