León.- Juan N (nombre ficticio a solicitud del propio involucrado) manejaba su taxi la tarde de este jueves por la zona norte de León, en el rumbo de Los Castillos, y ahí le hicieron la parada dos individuos.
Los abordó no sin cierto recelo, pues tenía presente el asesinato, la víspera, de otro trabajador del volante, un chofer de Uber a quien tres sujetos balearon en el bulevar San Juan Bosco. Sin embargo, la zona era muy distinta de aquel caso, y era relativamente temprano, así que tomó el pasaje.
Sin embargo, apenas en cuanto subieron al Tsuru verde, uno de los delincuentes sacó un arma de fuego y encañonó a Juan. No dijo si el empistolado era el que iba en el asiento trasero o el que estaba junto a él, en el lugar del copiloto; era lo de menos, y lo obligaron a bajar por el bulevar Hidalgo hacia el libramiento Morelos.
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Providencialmente, al emparejarse con otro taxista le hizo algunas señas, claves que tienen en el gremio del volante, indicándole que estaba en problemas.
El colega lo entendió y comenzó a girar la alerta por el radio: “Tenemos una 18”. Y se unieron más ruleteros en una persecución que haría honor a lo que las viejas crónicas policiacas, cuando las había, llamaban peliculesca.
Uno de los primeros taxistas en sumarse a la persecución narró: “Lo alcanzamos desde Los Castillos, no lo podíamos parar, todo el Libramiento, salían carros (taxis) de todos lados, pero no lo podíamos parar, lo alcanzamos hasta acá”, señaló. La carrera había terminado muchos kilómetros después: en Soriana Río Mayo, de la colonia Valle de Jerez.
“La pistola la aventaron abajo de ese carro gris”, agregó el taxista que ayudó en la persecución, mientras agentes de la Guardia Nacional sometían a los dos delincuentes.
Juan fue puesto a salvo finalmente, y los delincuentes entregados a las autoridades ministeriales.
CV