Solo es un puente peatonal metálico. El único por el que diariamente pasan cientos de personas: es angosto y pequeño y comunica la ciudad con Rivera de Medina, Alfaro y Maravillas.
Por allí pasa el Río de Alfaro: un arroyo que baja aguas arriba de La Sierra de Lobos, de la Cañada de Alfaro y se dirige hacia León.
Los vecinos de Ribera de Medina todos los días cruzan por ese único puente de barrotes y lámina. Solo hay espacio para que pase una motocicleta o una bicicleta.
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Todos tienen que esperar. Los motociclistas pasan en fila, uno detrás de otro en ambos lados, también se cruza a pie, el paso por allí tiene que ser rápido porque hay motociclistas detrás que depuran a los transeúntes a pasar al otro lado. Todos tienen prisa.
Hombres en moto suben a sus familias, pasan por encima del Río que lleva una corriente considerable desde que este 2025 empezaron las lluvias en mayo.
El puente sobresale de entre la vegetación que ha crecido en ambos lados de la ribera del río: huizaches espinosos y pastizales. En ambos costados del puente cruzan dos tubos de agua. También es un punto de encuentro entre los vecinos que suelen pasar por allí, ya que se encuentran y se saludan.
El Gobierno Municipal de León anuncia una obra, pero solo de limpieza del Río del Alfaro, mas no un puente más ancho y de concreto para que pasen los automovilistas.
La espera se hace cotidiana, ya es parte de la normalidad, pero todos esperan su turno. El agua que baja de las cañadas del Cerro del Gigante fluye con rapidez y por donde pasan lo automóviles se hace una pequeña laguna que solo pocos motociclistas se atreven a pasar cuando la paciencia para ir a la ciudad se ha terminado, y se arriesgan.
