León-. En la cima de las de las montañas que se alzan sobre la ciudad de Guanajuato, allí en medio de la serranía, hace 25 años un grupo de mujeres, aprovecharon las bondades que la naturaleza les proveía para crear su propia empresa Conservas Santa Rosa.
A una altura de 2, 600 metros, en los bosques de encino, la tierra es fértil como para proveer a las comunidades de diversidad de árboles frutales, como el chabacano, la ciruela de castilla, la manzana y, sobre todo el tejocote y sus distintas especies.
En 1998 un grupo de mujeres serranas se unieron para crear Conservas Santa Rosa, una Sociedad de Responsabilidad Limitada Microindustrial. Las mermeladas ante eran vendidas de manera artesanal, y ahora dos décadas después comercializan su mermelada hasta por toneladas.
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Antes los habitantes de las comunidades de la sierra vivían de la venta de leña de encino para el carbón, además de otros recursos maderables pues era un recurso viable con el que se sustentaban las familias.
Esta forma de sobrevivir era común, la tala los árboles y la deforestación tenían consecuencias graves sobre uno de los ecosistemas más importantes del estado, hasta que un día la asociación Cuerpos de Conservación de Guanajuato concientizó sobre la situación y enseñaron a las personas de las comunidades a comercializar las conservas tradicionales de los frutos que da la sierra.
Se cumplieron ya 25 años desde que la asociación se creó en los noventas y, aunque está constituida como “Conservas 1998” ahora tienen el nombre de “Conservas Santa Rosa”.