León-. La fotografía es goyesca: cráneos, fémures, húmeros, restos humanos apilados, unos arriba de otros, hasta el techo, dentro de una bóveda. En medio aparece una momia con los brazos cerrados sobre las costillas, con una mueca, como si emitiera un gemido. La imagen fue tomada del antiguo osario del viejo Panteón de Santa Paula en Guanajuato en las criptas en donde se solía depositar los huesos.
Los huesos estaban acomodados en una de las húmedas y frías criptas del Panteón Municipal de Santa Paula, en una bóveda de piedra, ahí mismo, se empezaron a acomodar también los primeros cuerpos momificados de los antiguos guanajuatenses fallecidos en el siglo XIX.
La necrópolis de Guanajuato que no pude ser
Los huesos no se conservaron, fueron sepultados. El antiguo osario, el único con el que contaba el estado de Guanajuato, no pudo ser como las macabras necrópolis de Europa, como las catacumbas debajo de París en donde yacen los restos de millones de personas, o la iglesia gótica de Sedlec en República Checa, adornada con miles de huesos de personas que perecieron por la peste y las Cruzadas.
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Pero el viejo panteón de Santa Paula tiene su historia, Guanajuato acaba de sufrir la Guerra de Independencia, dos epidemias, una de cólera y otra de viruela azotaron la ciudad poscolonial, el antiguo Panteón de San Sebastián que recibió a los muertos de estos sucesos históricos, ya estaba agotado.
Hubo la necesidad construir otro camposanto, de acuerdo a información compartida por José Eduardo Vidaurri Aréchiga, Cronista Municipal de Guanajuato, en 1853 Eduardo Barquín, quien en ese momento presidía el Honorable Ayuntamiento de Guanajuato presentó el proyecto de un nuevo panteón en la falda sur del Cerro trozado, el plan fue autorizado de inmediato.
A Luis Miguel Rionda, profesor e investigador de la Universidad de Guanajuato, le tocó ver el antiguo osario del Panteón de Santa Paula, dijo a la Silla Rota: “Lo que ahora es el Museo de las Momias, ese era un osario, estaba llenísimo de huesos, eso yo lo vi, tenía como once años, yo lo vi, sacaron millones y millones de huesos del osario, de cien años de acumulación”.
El profesor y antropólogo de la Universidad de Guanajuato explicó que en antaño no había tumbas a perpetuidad y que la Iglesia Católica no permitía la incineración de los cuerpos: “Las tumbas tenían que ser vaciadas y cuando nadie reclamaba las tumbas, sacaban los huesos y los ponían en el osario, no podían destruirlos por cuestión religiosa”.
Se descubre la primera Momia de Guanajuato
13 de marzo 1861 se inauguró solemnemente el Panteón de Santa Paula y bendecido el 17 de abril de 1861. El Cronista Municipal de Guanajuato detalló que el 9 de junio de 1865 se exhumó la primera momia de Guanajuato. Estaba sepultada del nicho número 214 de la primera serie, ahí estaba enterrado Remigio Leroy, un famoso médico francés del siglo XIX.
El 23 de junio de 1871 se encontró el primer cuerpo momificado en el panteón de Santa Paula. Corresponde al del médico francés Remigio Leroy, quien falleció en junio de 1865.
“El cuerpo estaba momificado, y se puso posteriormente en una pieza de las oficinas dentro del panteón, Esta fue la primera momia que se encontró” explicó Eduardo Vidaurri Aréchiga, Cronista Municipal de Guanajuato
El colosal motón de huesos humanos se perdió y solo queda la estructura de la bóveda en donde eran depositados los restos de personas que vivieron y conocieron otro mundo: el del Guanajuato del siglo XIX y parte de la primera mitad del XX.
