León.- Todos los domingos durante 25 años Fernando Palacios, apodado como “El Padrino Negro”, se instalaba en su puesto en el tianguis Línea de Fuego para atender clientes y ayudar a sus compañeros. Era un comerciante querido que ayer fue asesinado a balazos en el mercado que por un cuarto de siglo lo vio trabajar.
Su muerte impactó no solo a sus familiares y testigos del asesinato, sino también a otras personas que lo conocían, pues Fernando administraba un centro de adicciones, actividad que surgió de su interés por ayudar a la gente, de ahí su apodo como “El Padrino Negro”.
En redes sociales, quienes lo conocieron, lo recuerdan como una persona que apoyó a muchos jóvenes a salir de las adicciones y recuerdan con alegría su modo de vida sencillo y altruista.
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Su asesinato
“El Padrino Negro” estaba sentado en su puesto en el tianguis Línea de Fuego cuando un hombre vestido de árbitro de futbol se le acercó. Por su apariencia desalineada y agitada parecía que regresaba de haber pitado un partido en el barrio.
Eran las 3:00 de la tarde del domingo de ayer. El tianguis, aunque no estaba lleno de gente, aún tenía clientes que aprovechaban el fin de semana y puente para hacer el mandado, comer o pasearse; cuando el árbitro se abrió paso hasta colocarse a espaldas del “Padrino Negro”.
Sacó un arma y le disparó en la nuca, matándolo de inmediato.
El sonido de las balas atrajo la mirada de la gente que de inmediato ubicaron el origen. “El Padrino Negro” se desangraba y un hombre vestido como un árbitro corría entre la gente que, asustada, se movió hacia los lados dejándole el camino libre para huir.
El cuerpo de Fernando Palacios quedó en la silla donde estaba sentado atendiendo clientes segundos antes.
PR