Salamanca.- Sicarios burlaron fácilmente la endeble seguridad en la clínica local del IMSS, recorrieron pasillos y dieron con el área donde era atendido un hombre quien la víspera había sido baleado en Valle de Santiago. Lo remataron, y con él también asesinaron a su esposa, que estaba cuidándolo en su recuperación.
Además, una derechohabiente que esperaba ser atendida resultó lesionada y su estado de salud se reporta estable. Este hecho generó alarma entre los demás derechohabientes, hospitalizados, familiares y personal médico y administrativo.
Según versiones de testigos, poco antes de las 3 de la tarde se escucharon balazos que provenían del área de urgencias, hecho lo que los alarmó y junto con el personal médico y asistentes fueron llevados a la parte trasera de la clínica, por el estacionamiento; esto provocó crisis nerviosas entre los presentes, muchos de ellos adultos mayores que iban a consulta y no entendían lo que estaba pasando.
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En medio del caos
Las personas que estaban en la clínica fueron sorprendidas por los hechos y, sin alcanzar a dimensionar bien lo ocurrido ni el riesgo por el que acababan de pasar, salieron rápidamente de las instalaciones tratando de ponerse a salvo.
Entre la confusión, los delincuentes que habían perpetrado el doble asesinato salieron sin ser siquiera observados, mucho menos detenidos. Así, no había hasta la tarde de este viernes testigos que pudieran precisar la cantidad de pistoleros que irrumpieron en el hospital.
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Tanto el hombre asesinado como su esposa eran originarios y radicaban en el municipio de Jaral del Progreso, según se corroboró mediante el expediente médico; sin embargo, el ataque donde el ahora occiso había sido lesionado inicialmente, había ocurrido en Valle de Santiago.
Remates en hospitales
Cuando una víctima de ataque armado sobrevive y es llevada al hospital, queda a merced de la débil o sólida vigilancia que cada nosocomio tenga. Y por lo general, cuando mucho hay algún guardia privado cuidando la entrada, casi siempre para evitar que los familiares entren con comida o refrescos.
Los criminales, a sabiendas de esto, han culminado sus intenciones acudiendo a las clínicas a rematar al objetivo.
En septiembre del año pasado, una mujer fue asesinada en León. Los criminales iban por su esposo, quien había sido internado en el hospital privado Pablo de Anda, pero al no encontrarlo le arrebataron la vida a la señora. El individuo por el que iban los asesinos, había resultado herido en la colonia Buenos Aires, en el bulevar Wigberto Jiménez.
Había un antecedente en enero de 2018 en Salvatierra, donde fue rematado, en el área de recuperación, un hasta entonces sobreviviente de una masacre en la que habían muerto ya 5 personas en la colonia Haciendas, de ese municipio.
El 4 de diciembre de 2018, a Fernando lo balearon en la zona centro de San Francisco del Rincón; llegó vivo al sanatorio San José, donde le pusieron vigilancia policiaca, pero el único elemento que lo cuidaba fue sometido por sicarios que llegaron a acabar con la vida de Fernando.
El 9 de junio de 2018, en el Hospital Comunitario de Cortazar, un sujeto murió por disparos de arma de fuego en la sala de urgencias; pocos minutos antes lo habían dejado herido en la vía pública.
En Irapuato, en enero de 2019 dos expolicías de Salamanca fueron acribillados en la avenida Insurgentes; uno de ellos murió en el lugar, y el otro cuando los sicarios fueron a rematarlo al Hospital General.
El 28 de noviembre de 2019, en Apaseo el Grande, un hombre llamado Óscar fue herido de bala y posteriormente rematado en el Hospital Comunitario.
El 14 de octubre de 2021, en Romita, un hombre originario de Irapuato fue asesinado a balazos cuando recibía atención médica en el Hospital Comunitario.
El 4 de mayo de 2022, en San Francisco del Rincón, los sicarios siguieron a una ambulancia en la que iba un joven baleado; interceptaron al vehículo de emergencia a su llegada al hospital y ahí, a bordo de la unidad, remataron al paciente.
JP