Salvatierra.- Un ambiente misterioso y lúgubre envuelve los vestigos de la que fuera la hacienda más antigua de Guanajuato. San José del Carmen llegó a abarcar 13,000 hectáreas y fue donada por la Corona Española a los frailes carmelitas en 1648, con el propósito inicial de crear un convento.
El deterioro del lugar acusa hoy el paso del tiempo, el cual no alcanza ocultar la belleza original de su arquitectura.
Acerca de este sitio se tejen distintas historias lúgubres, leyendas de aparecidos, tanto de monjes como de militares, y el frío en el ambiente aumenta más esa sensación de miedo ante lo desconocido.
Por esto, a la exhacienda se le menciona como un territorio de aventuras y desafíos, y la administración del lugar ofrece recorridos en los cuales el mobiliario y las estructuras históricas se complementan con las leyendas de ultratumba.
Te podría interesar
El verdadero terror
Fue en este lugar donde un grupo de amigos decidió realizar una reunión decembrina la noche de este domingo. La “posada” reunió a una treintena de jóvenes de diferentes estratos sociales.
El festejo terminó en una de las peores tragedias ocurridas en el estado de Guanajuato en muchos años, cuando un grupo armado atacó indiscriminadamente a todas las personas reunidas, atacándolas con ráfagas de balas. El saldo de la masacre hasta ahora es de 12 personas muertas y al menos 11 más lesionadas.
Turismo de misterio
Los promocionales de la exhacienda San José del Carmen, que se ubica 9 kilómetros al norte de la cabecera municipal de Salvatierra, hacen más alusión a supuestos eventos paranormales que al valor histórico del inmueble. La enorme finca, que en su deterioro refleja todavía lo mejor de la majestuosidad de épocas pasadas, es ofrecida como una aventura para valientes.
Una inscripción grabada en la cantera sobre la puerta principal marca el año 1891. Sin embargo, la historia de San José del Carmen se remonta más de 2 siglos atrás.
El terreno donado originalmente en 1648 a los frailes fue vendido en 1664 a Nicolás Botello. A la muerte de este, los herederos vendieron nuevamente a los Carmelitas. En 1872, el lugar ya tenía nuevo dueño. Era Francisco Llamosa, bajo cuya administración la hacienda prosperó y creció tanto que llegó a tener 2 enormes presas.
La caída de San José del Carmen vino con el estallido de la Revolución Mexicana. En la década de 1920 las tierras de la exhacienda fueron repartidas y San José del Carmen quedó diezmado en su territorio.
En la actualidad, la hacienda todavía posee una extensión muy vasta y se conserva mobiliario y artefactos de la época prerrevolucionaria.
Entre sus curiosidades está un viejo tren de metal, en el cual según la leyenda habita el espectro de un militar.
Sin embargo, todas las historias siniestras son nada ante la real tragedia acontecida en ese escenario este domingo 17 de diciembre.