León.- Al viajar hacia, o saliendo, de León, pasando por San Juan de los Lagos, una extraña y enorme montaña llama la atención de todos. Es un promontorio gigante que parece que fue cortado a la mitad. Le llaman en Cerro de la Mesa y su particular figura no es el único misterio. Entre los habitantes de las comunidades aledañas se habla de tesoros escondidos por cristeros.
Está exactamente en la carretera San Juan de los Lagos - Lagos de Moreno, en el territorio del estado de Jalisco. Millones de años de historia desde su formación y miles de eventos que ahí ocurrieron lo vuelven un escenario fascinante, pero no tanto como el más conocido de todos, el de aquella vez que se volvió escenario de una batalla.
Fue en el año 1932 el Cerro de la Mesa se transformó en una zona de guerra al escenificar la, recordada hoy por gente mayor que habita en la zona, Batalla de la Mesa Redonda.
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Su valor histórico
En su artículo académico “Adiós a la Mesa Redonda. La segunda Cristiada en Lagos de Moreno” publicado por la Universidad de Guadalajara, Karla Zafiro Rizo Contreras, relata tomando como fuente los recuerdos del cristero Martín de Santiago aquella vez entre 1932 y 1940 que cristeros se atrincheraron en el Cerro de la Mesa.
La historia está contada en forma de una canción, dice Rizo Contreras en su libro. El soldado Martín de Santiago que sobrevivió a la Batalla de la Mesa Redonda transformó en un corrido.
“El día 21 de octubre salimos de allá de lo de Ávalos, como a las 10 de la mañana, y subimos a La M esa como a las 11. Ah í en Los Ponces dijeron: —el gobierno llega mañana, a ver si nos defendemos— . Nos subimos a La Mesa, dormimos allí tranquilos. Nos llevaron gordas los de La M esa redonda, los de los ranchos y nos llevaron lonchas para comer. Pero el gobierno llegó como aquello de las nueve de la mañana, entonces fue cuando ya dijo el Martín: —saben qué muchachos, aquí estamos porque vamos a defender la religión”, dice la canción transcrita por Karla Zafiro Rizo Conteras en su artículo.
La leyenda del tesoro escondido
A partir de ahí diversas leyendas comenzaron a surgir en torno al Cerro de la Mesa. La más popular hablaba de un tesoro escondido.
Es solo un mito que indica que en alguna parte de la montaña aquellos cristeros atrincherados escondieron un montón de monedas y lingotes de oro que después fueron olvidados.
No hay nada de evidencia que pruebe que esto sea cierto.
Hoy solo poca gente conoce la historia del Cerro de la Mesa. Lo ven a lo lejos y miran su extravagante figura preguntándose si es igual de impresionante su historia. Lo es.
Quienes la recuerdan y la pasan de voz en voz son los peregrinos que van a ver a la virgen de San Juan de los Lagos. Cada año hacen una parada y suben al cerro para cantarle a la virgen y recordar a los cristeros que murieron en Cerro de la Mesa.
PR