Apaseo el Grande.- Cuando se detuvo el sonido de las balas, la vecina del fraccionamiento Fuentes de Balvanera asomó el celular para ver desde la cámara lo que estaba pasando. Eran ocho hombres armados saliendo de la casa en donde más tarde se enteraría que sus tres vecinas de enfrente habían sido asesinadas.
Al menos 20 detonaciones de con arma de fuego, dijeron los testigos. Eso fue lo que los alertó de que algo inusual estaba pasando en el tranquilo fraccionamiento a las afueras de Apaseo el Grande, a 8 minutos en auto de los límites con Querétaro.
No era tan tarde. Pasaban de las 8:00 de la noche cuando un grupo de hombres armados, a bordo de dos camionetas tipo Pick Up, se metieron al fraccionamiento de decenas de casas exactamente iguales en busca de sus víctimas.
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Una tras otra, todas las viviendas tenían la misma apariencia: dos pisos, espacio para un carro y fachada blanca y gris. Lo único que le daba vida a la calle esa noche era un puesto de comida que aún recibía clientes que estaban yendo a comprar su cena.
Sin que nadie se imaginara lo que estaba a punto de ocurrir, los que estaban en la calle vieron a dos camionetas entrar a la calle. Se estacionaron en la esquina y se bajaron ocho personas incluidas los conductores.
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Prepararon todo para la huida. Dejaron las llaves pegadas y los motores encendidos. Tenían el tiempo contado para escapar.
Armados hasta los dientes
Dentro de la casa estaban las tres mujeres. Ya estaban por irse a dormir, llevaban pijama y sandalias puestas mientras miraban la televisión cuando el grupo de hombres armados entró a la casa.
Las mataron a las tres.
Antes de irse, los sicarios dejaron el cargador de un AK-47 en el mueble de la sala y en el piso, un montón de casquillos dispersos por la sala, donde dos de ellas veían la tele; y la cocina, donde la otra víctima había sido asesinada.
Su vecina de enfrente, que se escondía en el su habitación en el segundo piso de la casa tomó su celular y lo levantó. La urgencia por ver lo que estaba pasando, pero el temor de asomar la cabeza, le dieron la idea de sacar el celular por la ventana y grabar para mirar desde la pantalla lo que estaba pasando.
Ocho hombres vestidos con ropa color negra, cargando armas largas y con linternas, como salidos de una película sobre equipos tácticos, salían de la casa donde hace unos momentos sus vecinas de enfrente miraban la tele.
Corrieron y se subieron a las dos camionetas, una blanca y otra negra, y se escaparon.
PR