León, Guanajuato.- pedalear por una ciclovía y llegar a un cruce puede convertirse en una prueba de suerte. Al final de varios tramos, los ciclistas se topan con coladeras metálicas que parecen diseñadas para atrapar neumáticos. No hay desvío posible: quien viene con inercia debe pasar encima, sin margen de esquivar.
Las imágenes lo evidencian: bicicletas de montaña, con llantas anchas de entre 2.2 y 2.4 pulgadas, logran librar el obstáculo con un rebote brusco. Pero una bicicleta urbana, con rodada 28 y neumáticos delgados (28–35 mm), corre el riesgo de que la rueda delantera se hunda en la rejilla o resbale. Para las motocicletas ligeras, la superficie metálica y lisa se vuelve aún más peligrosa en días de lluvia.
El error de diseño
De acuerdo con manuales internacionales de infraestructura ciclista, nunca deben instalarse rejillas con ranuras paralelas al sentido de la rodada. Sin embargo, en León abundan:
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Ranuras longitudinales: alineadas con la dirección de la bicicleta, que encarrilan la llanta.
Aberturas amplias: espacio suficiente para que se atore una rueda delgada.
Desnivel visible: un escalón entre concreto y metal que provoca pérdida de control.
Todo esto, justo en las intersecciones, donde la concentración de peatones y autos multiplica el riesgo.
Qué recomiendan los expertos
Especialistas en movilidad urbana señalan que hay soluciones claras:
Reorientar las rejillas para que las barras estén perpendiculares al paso de bicicletas.
Sustituirlas por tapas sólidas antideslizantes o rejillas con claros más pequeños.
Eliminar escalones y desniveles con concreto nivelado.
Colocar señalización preventiva mientras se realizan las correcciones.
Consejos para ciclistas
Mientras no se hagan cambios, los ciclistas deben extremar precauciones: reducir velocidad antes del cruce, mantener el manubrio firme y, si la superficie está mojada, considerar bajar de la bicicleta para atravesar caminando.
León presume de contar con una red ciclista extensa, pero la realidad es que en varios puntos la infraestructura se convierte en trampa. Una coladera mal diseñada no solo incomoda: puede provocar caídas, fracturas o algo peor.
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