León, Guanajuato.- Hoy, 11 de junio de 2025, poco después del mediodía, reporteros de La Silla Rota Guanajuato captaron algo inusual.
El cielo sobre el estadio del Club León ofreció un espectáculo inusual. Un círculo iridiscente rodeaba al sol. Inmediatamente, quienes transitaban por el lugar sintieron una vibración colectiva: ciclistas detuvieron sus ritmos, peatones alzaron la vista, automovilistas frenaron en seco. Los espectadores del estadio interrumpieron sus conversaciones y alzaron la mirada. Se escucharon murmullos: “¿Qué es eso?” “¿Nos va a quemar los ojos?” “¿Será el fin del mundo?” La atmósfera se llenó de preguntas, de asombro, de miradas al cielo. Un silencio reverente se tejió entre el zumbido urbano.
Ciencia en medio del asombro
Lejos de presagiar cataclismos, este halo solar —un halo de 22°— es un fenómeno óptico natural bien documentado: se forma cuando los rayos del sol atraviesan cristales de hielo suspendidos en nubes cirrostratus de la atmósfera superior. La luz se refracta, se dispersa —como en un prisma— y genera ese anillo de colores suaves, con rojo en el interior, verde azul en el exterior .
Te podría interesar
Aunque relativamente comunes, estos halos aparecen cuando las temperaturas en la troposfera son lo suficientemente frías (~–65?°C a 10?km de altura) y hay presencia de cirros altos . Además, históricamente, culturas y mitos los asociaron con cambio climático, tormentas o incluso sismología, pero los meteorólogos y astrónomos aclaran que no representan presagio alguno .
Entre temor, belleza y colectividad
La escena quedó grabada en cada rostro. Un grupo de ciclistas que transitaba por el estadio detuvo su marcha. Unos taparon sus ojos con las manos, otros sacaron teléfonos, incluso algunos compartieron: “es como si el cielo se abriera”. En la plaza cercana, vecinos salieron atraídos por el murmullo que ascendía desde las oficinas; su asombro era compartido: algunos se cuestionaban si se avecinaba un fin de mundo apocalíptico, otros tomaban fotos para Instagram y TikTok. Un pequeño automóvil en doble fila se convirtió en mirador improvisado —un conductor bajó la ventanilla para contemplar y grabar.
La sensación osciló entre el temor y la contemplación. Un instante breve donde la ciudad se detuvo. Y, aunque hubo quienes se inquietaron pensando “¿me quemará los ojos si lo observo?”, bastó la voz de un colega que explicó: “sí se puede mirar, pero sin el sol directo; mejor cubrirlo unos segundos y ver el halo, no te hará daño” —una pequeña clase improvisada sobre óptica atmosférica.
Este halo no trajo lluvias ni tormentas el miércoles; el jueves la probabilidad de mal clima es baja. Pero sí dejó una certeza: por un momento, la ciudad padeció un mismo asombro y, a la vera de una jornada cualquiera, la cotidianidad se interrumpió para llenar de belleza los cielos de León de los Aldama.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO
