León-. En cada metrópoli se esconden rincones a la espera de ser descubiertos, lugares que forman parte de la memoria de una ciudad, de los que, incluso, se narran leyendas o sucesos extraños, uno de ellos: Los Baños Lucita, la primera casa de baño de vapor en León.
Baños Lucita era un lugar en el que las personas solían tomar la ducha, además de nadar en la alberca del patio trasero y relajarse en los cuartos con regaderas de vapor. Tanto el sauna, como la alberca, eran utilizados por hombres y mujeres.
La gente asistía después de una jornada laboral para romper la rutina o quitarse el estrés. Acudían como si se tratara de un club o una reunión de café con los amigos, a disfrutar de un chapuzón en la piscina.
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El icónico lugar (ya casi en ruinas) se encuentra cerca de la zona centro: sobre la Calzada de Guadalupe, avenida que lleva al Santuario de Guadalupe, en la colonia Obrera. Baños Lucita tienen más de 100 años en la ciudad.
Un siglo de recuerdos
Vecinos de la colonia Obrera recuerdan que existían 3 pozos que abastecían de agua a los habitantes de la colonia. Con el paso del tiempo vinieron las calderas de Checoslovaquia (que utilizaban leña) con las que se hicieron los cuartos de vapor.
Rafael López Gomar fundó Baños Lucita hace más de 100 años cuando todavía se podía apreciar parte del cerro que alguna vez fue esta zona de León, descripciones que se aprecian en una fotografía mostrada a La Silla Rota de la colección de fotográfica de José R. Mena, famoso fotógrafo leonés del siglo XX.
De acuerdo a información proporcionada por Betty Chávez , experta en historia de León y creadora de la página de Facebook León Guanajuato y sus Identidades “El lugar tiene capacidad para 72 personas y su funcionamiento es de un proceso único; para sacar el agua del pozo se necesitan dos bombas; la primera levanta el agua a 40 metros desde el fondo y la segunda la impulsa los restantes 30 metros necesarios para llegar hasta la superficie”.
Los famosos Baños Lucita ya no funcionan. Actualmente solo forman parte de la memoria e identidad leonesa, solo queda el recuerdo de cómo fueron en su apogeo cuando el fotógrafo José R. Mena retrató a los bañistas con sus cuerpos delgados y esbeltos rompiendo la superficie cristalina del agua en un clavado.
Fantasmas y ruinas
De Baños Lucita se relatan entre los leoneses supuestas historias de aparecidos, de espectros que rondan entre los baños, de personas que ahí fallecieron, esto llamó la atención de grandes televisoras en el país con programas de misterios que realizan exploraciones sobre energías y psicofonías.
El lugar fue popular en la década de los treintas, dejó de funcionar con el paso tiempo, y hoy funge como museo. Ahora artistas urbanos leoneses ocupan los cuartos de vapor, usan los tonos azules de las baldosas de los muros para realizar escenarios fotográficos o hacer el arte del “performance”.
Baños Lucita se mantiene como fue décadas atrás: una taquilla con azulejos cuadrados de colores amarillo y azul; un largo pasillo (en el que en ambos lados se encuentran los ahora lúgubres cuartos de baño con espejos y regaderas oxidadas) que van a dar a un larga piscina color azul cielo, en el que los visitantes pueden leer: “La empresa se reserva el derecho de admisión!”.