Guanajuato-.Un agricultor de Guanajuato encontró una buena oportunidad de cultivar frambuesas en la serranías entre León y San Felipe. Los frutos eran jugosos y sabrosos, lo que representaba una buena oportunidad para sembrar frambuesas en el clima frío de la sierra, sin embargo, el productor tuvo que cerrar por temor al narcotráfico.
Para cosechar la frambuesa se necesita de invernaderos, estos podían observarse a los lejos en la sierra: “Aquí estaban los cultivos de frambuesa, los cerraron por unos problemillas, aveces vienen clientes buscando las frambuesas pero el dueño cerró, ya no viene”.
Comanja se encuentra en medio de los cerros, es una zona rural que se dedica a la ganadería, la cosecha de maíz y el turismo ecológico, pese a que el pueblo tiene su belleza natural, el narcotráfico ha azotado este pequeño pueblo en el que, ocasionalmente, la Guardia Nacional y elementos del Ejército Mexicano hacen algunos patrullajes de rutina, para algunos Comanja es una tierra prometida para otros un éxodo hacia los Estados Unidos por la falta de oportunidades de trabajo, otros debido al narcotráfico han tenido que abandonar sus tierras.
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Las enormes parcelas de frambuesa daban trabajo a los habitantes de las comunidades aledañas a la Sierra de Lobos y el pueblo de Comanja de Corona, pues había labor diaria dentro de los invernaderos.
Una fotografía de la Silla Rota de hace dos años documentó los invernaderos modernos, que con el tiempo quedaron en el abandono por la falta de actividad, la cosecha se perdió, los habitantes perdieron su trabajo y el propietario perdió la inversión de años de trabajo.
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A inicios de la pandemia por coronavirus, entre las delimitaciones de Guanajuato y Jalisco, se descubrió un narcolaboratorio que fue desmantelado por la Guardia Nacional y elementos de la Sedena, también fueron decomisado armamento de grueso calibre.
La presencia del narcotráfico ha provocado el desplazamiento en diferentes estados como Tamaulipas, Sinaloa, Zacatecas, Chihuahua , Durango y Jalisco.Lo que antes era una zona de trabajo para decenas de personas que llevaban el pan de cada día a sus casa, hoy es un terreno desolado del que solo queda el recuerdo de invernaderos de frambuesa que se distribuía en la región.
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