CRIMEN ORGANIZADO

Así acabó el Cártel de Santa Rosa de Lima con una ganadería de bravo

Manuel Arias, heredero de la ganadería de Riaño, lamenta que el crimen organizado haya terminado con una historia de seis décadas

Foto de archivo de toros de la ganadería Riaño.
Foto de archivo de toros de la ganadería Riaño.
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Escrito en GUANAJUATO el

Celaya.- La ganadería Riaño, cuyos toros bravos fueron lidiados gloriosamente por Pedro GutiérrezEl Niño de la Capea”, por Manolo, por Eloy, por Mariano, por Armillita... ya no existe más. Esta dehesa guanajuatense se la acabó el crimen organizado, concretamente el Cártel de Santa Rosa de Lima.

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Enclavada en el campo bravo justo en el “triángulo del huachicol”, la ganadería Riaño no tardó en despertar la codicia, como casi todas las actividades productivas en la región Laja-Bajío, de los criminales del “Marro”, dedicados al robo de combustible pero cuyos brazos criminales se extendieron al narcotráfico, secuestro y extorsión.

Manuel Arias, ganadero de la hoy extinta dehesa de Riaño. Foto: El Maletilla Fotográfico.

Manuel Arias, quien fuera propietario de Riaño, en extensas llanuras en el municipio de Juventino Rosas, lamentó que esa ganadería se haya acabado por los problemas “con esas gentes que invadieron nuestro territorio y causaron muchos perjuicios, gracias a Dios a mí me respetaron, pero yo perdí mucho ganado”.

Así lo declaró don Manuel, en un evento taurino realizado en Celaya, donde acudió a ver torear a los novilleros José Andrés Origel y Enrique de Ayala, jóvenes muletas que están buscando un lugar en el medio taurino. Lo entrevistó el cronista “Maletilla Fotográfico”, especializado en el tema de la fiesta brava.

 

Ganadería legendaria

 

Don Manuel Arias padre (QEPD) fundó su casa ganadera en San Juan de las Tablas, municipio de Tepoztlán, Estado de México, en 1958. Su simiente era inmejorable: 80 vacas y 3 sementales de Zacatepec (“Cid de Plata”, “Bonito” y “Carbonero”). Este encaste proviene de la española Murube, toros de gran volumen corporal.

Para 1963, Riaño debutó en la plaza Caletilla, de Acapulco, y fue en esa plaza donde el ganadero dio su primera vuelta al ruedo.

En 1976 trasladó la dehesa al campo guanajuatense, situándola en el municipio de Juventino Rosas, donde los terrenos, condiciones climáticas, agua y pastura eran favorables al desarrollo de su ganado. Además tenía la proximidad a plazas importantes de la zona, en Guanajuato y el vecino Querétaro.

Don Manuel, apasionado de la fiesta brava, también toreaba, y lo hacía como aficionado práctico.

En la Plaza México debutó el 23 de agosto de 1981, con novillos para Rafael Carmona, Manolo Mejía y Miguel Posadas.

Manuel Arias hijo desde entonces ya estaba involucrado en el manejo de la ganadería, y cuando don Manuel Arias Flores falleció en 2008, el vástago se quedó al frente, dando continuidad al empuje con el que su padre administraba la hacienda.

Como ganaderos, los Arias formaron parte importante de la historia en la plaza Rodolfo Gaona, de Celaya, y Manuel hijo habla de sus recuerdos: “Muchas impresiones, una cuando la plaza se llenaba y que yo hacía empresa era muy agradable, pero otra parte triste cuando había pitos, era muy desagradable. Como ganadero tuve muchas tardes bonitas, interesantes; salieron toros muy buenos, pero también toros malos.

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“Tuve la oportunidad de ayudar a todos los novilleros de Celaya y hoy veo que sus hijos están toreando, es el caso de Curro Ayala, así como a los novilleros de la época: Arturo Jamaica, Iván Ureña, fue una época hermosa”.

Pero de aquella época hermosa, de ganadería próspera, Riaño dejó de existir como tal, por los problemas con el Cártel de Santa Rosa de Lima. Además de haberle invadido el rancho, se lo incendiaron en tres ocasiones.

Don Manuel suspira tratando de verlo como un consuelo: “Gracias a Dios a mí me respetaron...”.

CV